En la cuestiones que tienen que ver con lo electoral se han hecho muchos cambios en los últimos años, pero uno de los más difíciles -que no ha podido ser sostenido- es el de la financiación de las campañas políticas. Estamos ingresando de nuevo ahí esa etapa en donde un montón de recursos son canalizados desde los pasacalles hasta la compra de votos de muchos electores.
Este es el tiempo también para empezar, desde la ciudadanía, a creer en que una madurez del demos es importantísima para acabar con el dinero sucio que es el que le da el combustible a la política.
Sin ciudadanía consciente, sin alguien que realmente les explique de qué manera cuando le compran su voluntad lo están perjudicando a él y a sus descendientes y estaba grabando la condición de pobreza y marginación, si no hacemos entender a cada uno de los paraguayos los costos que tiene la política sucia, la cuestión electoral seguirá siendo financiada por aquellos que han conseguido sus recursos para seguir manteniendo sus procesos comerciales sostenidos en lo ilegal, en lo ilegítimo, en lo ilícito.
Transformar la cuestión de los mecanismos de control electoral en cuestiones que realmente sirvan y en tiempo real, no cuando se hayan acabado los comicios, es una cuestión urgente y necesaria.