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Limones ácidos por narcotráfico

En el libro de momentos y hechos mundiales debe existir un capítulo que se titule; “sobreviviendo al narcotráfico”. Allí haciendo un paralelismo con la pandemia se pueden retratar historias particulares de cómo han existido y existen todavía personas que no solo vivimos con tapabocas sino sobreviven hasta con chalecos antibalas para evitar que el plomo del narcotráfico. Balas que no vienen de militares o soldados de la paz sino de otro tipo de combatiente, aquel que por traficar mover vender y hacer consumible el estupefaciente que ofrecen acompañado de su herramienta de trabajo: las armas.

En México, uno de los países más violentos del planeta, existen historias sobre personas, proyectos y hasta lugares que no solo han vivido sino sobre todo sobrevivido a esta actividad ilícita de producir, transportar o vender drogas. Uno de esos sitios llamado “El limoncito” es una comunidad industriosa y acogedora de cultivadores de limón que vertían su sudor en los suelos de los páramos tostados por el sol de México en busca de una vida mejor. Luego estalló el conflicto de las drogas y todo cambió. Por y para el negocio se hace lo necesario, legal o ilegal, se destruye y construye lo que sea necesario para asegurar el trabajo de los “soldados” que “pelean” por traficar narcóticos que no solo destruyen vidas sino hasta los espacios que estas usan para su jornada, habitación, trabajo, salud y educación. Lavan recursos en estos negocios lícitos perjudicando a los cultivadores, sembrando el terror y forzando a los campesinos a tener que sobrevivir a las balas y el miedo.

En este pueblo mexicano se da un caso curioso por haber registrado la invasión y uso de una de sus escuelas como base de “trabajo”, cambiando pupitres, pizarrones y todo elemento que haga un aula de aprendizaje en un puesto de comando bélico de los narcos. Esta circunstancia lleva a que la historia de lo que eran los sonidos, imágenes y sensaciones de un lugar donde habitaba vida que ahora solo se relacione con la muerte.

Evitar acabar en el miedo

Esta historia es para tener cuidado acerca de la existencia o movimiento sospechoso del narcotráfico que no endulza ni genera sabores agradables a la vida sino la hacen amarga y agria para la ciudadanía. Para eso se requiere en México y en nuestro país un Estado capaz de imponer el monopolio de la fuerza que tiene según la Constitución.

Ubicado en el Municipio de Navolato (en el Estado de Sinaloa) en Limoncito viven alrededor de 599 personas en 173 casas. Se contabilizan 339 habitantes por km2 pero el narcotráfico tiene el control de todo.

En estos pueblos en el que existía paz, calma, planificación y desarrollo de limones y otros productos agrícolas hoy viven secuestrados por el miedo y la violencia. En Paraguay podemos llegar a eso si se pierde soberanía ante el crimen.

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