Durante el desarrollo de mi carrera profesional, con un profundo deseo de servir a mi región y enfocada en resultados; he tenido el privilegio de contar con hombres y mujeres mentores, algunos jefes y otros colegas, que han contribuido a desarrollar mis habilidades de liderazgo.
Además, un punto de inflexión fue la oportunidad de participar en el Programa para mujeres líderes emergentes que ofrece el BID para sus funcionarias. Este programa me dio herramientas para potenciar mi crecimiento, contribuyó a expandir mis redes de contactos y me ayudó a tomar decisiones de carrera pensando en mi futuro profesional y personal.
Hoy en día este mismo curso que el Banco implementó a lo interno de la institución, como también en la región para mujeres del sector público y privado, está disponible en línea para todas las mujeres de América Latina y el Caribe que buscan potenciar su liderazgo.
Y muchas veces, por falta de modelos femeninos en posiciones de decisión o por las propias barreras que nos autoimponemos, nos cuesta vernos ocupando esos espacios de liderazgo.
Esta realidad se ve reflejada en los datos que demuestran que el liderazgo femenino, tanto en el sector público como el privado, sigue rezagado en nuestra región. Y esto a pesar de la evidencia contundente que demuestra que tener espacios inclusivos y diversos son buenos para la productividad, la innovación, los ambientes de trabajo y las decisiones de los gobiernos.