Protestar es expresar, generalmente con vehemencia, su queja o disconformidad. Es indignarse, lamentarse y rebelarse, un término que no debemos limitar al género maculino, porque la mujer también puede y sabe cómo crear y reproducir mensajes que pueden ser efectivos al momento de manifestarse por lo que sea que moleste a la sociedad. La misma que tiene a hombres, mujeres, niños, jóvenes y adultos con específicas habilidades por nuestros estados naturales de lo que somos y podemos servir al grupo que integramos, sean éstos familia, compañeros de trabajo, estudio o cualquier conjunto de personas que integremos.
Por ejemplo, las ancianas suizas sacudieron a los tribunales por el cambio climático y ganaron. Esta semana, en un caso histórico, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que la débil política climática de Suiza había violado los derechos de un grupo de mujeres suizas mayores a la vida familiar.
Las mujeres, en su mayoría de unos 70 años, dijeron que su edad y género las hacían particularmente vulnerables a los efectos de las olas de calor relacionadas con el cambio climático.
Esta es la primera vez que el poderoso tribunal se pronuncia sobre el calentamiento global. El tribunal dictaminó que Suiza había “incumplido sus obligaciones en virtud de la Convención sobre el cambio climático” y que había violado el derecho al respeto de la vida privada y familiar.
Una voz cada vez mas potente
Este acontecimiento sirve para entender la fuerza y efectividad que tiene el género femenino sin importar su edad o condición de salud para lograr cambios de actitud o acción a favor de la sociedad que integran.
Entre las palabras oídas entre las mujeres que se manifestaron por este dilema mundial se escucharon que decían; “No estamos hechas para sentarnos en una mecedora y tejer” e incluso decían que “Sabemos estadísticamente que en 10 años desapareceremos. Así que hagamos lo que hagamos ahora, no lo haremos por nosotras mismas, sino por el bien de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos.
Ellas pueden ser nuestras madres, abuelas, tías, primas o compañeras de trabajo, escuela o universidad, existen y padecen cómo todos los efectos de un dilema mundial que es el cambio climático cómo pueden ser crisis económicas o políticas que tienen algunos países en particular. Y además pueden terminar en complicaciones para algunos o todos no solo mañana sino ya hoy por las imprevistas precipitaciones y extremos calores o fríos a destiempo que venimos teniendo también y tiene sus efectos negativos en la vida de muchas personas en el mundo, no solo de los que se manifiesten.
Este hecho deja claro que la mujer puede donde, cuando y cómo sea por y para el bien de todos alzar su voz y lograr cambios enormes cómo lo acontecido en Suiza.