Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
La frustración expresada por doña Obdulia, la madre de Evelio Morínigo, secuestrado hace más de 6 años es la síntesis de todas las frustraciones, angustias, rebeldías contenidas por tanto tiempo que llegan a su pico máximo cuando en esta oportunidad secuestran a la exvicepresidente Denis y a su peón de estancia y se moviliza prácticamente todo un país.
La señora Obdulia dice “¿y mi hijo vale menos que estas dos personas? y comienza una frustración que no es frustración y que tiene la capacidad de enfrentarse verbalmente al ministro del Interior, a quien le espeta el hecho de que no le atienda como debe y que le hayan dicho que ella pedía dinero a cambio de callarse.
Esta situación es una completa metáfora de lo que significa la lucha contra la criminalidad en el norte, en donde hay más de factores criminales en todos los actores involucrados en el conflicto que una verdadera vocación y voluntad de encontrar una solución de fondo e inclusive rescatar con vida a Evelio Morínigo y acabar con la larga agonía de su madre, doña Obdulia, que ya amenazó con crucificarse frente al local que tienen los de la policía y militares en la zona norte del país.
Doña Obdulia es la voz de una frustración de hace tanto tiempo, de la pobreza, de la marginalidad, de la inequidad, de la falta de atención de nuestros actores públicos y también, por qué no, de la rebeldía de la gente en contra del poder político que como mandante no hace lo que debiera hacer, y la frustración del ministro del Interior que su conversación privada haya sido hecha pública.
Debe saber el encargado de dicha cartera que cuando uno es servidor público, nada de lo que hace entra dentro del terreno de su intimidad, todo es público. Él está en una pecera y se debe comportar igual hablando en privado, como explicando en público.
