Comentario 3×3
Dentro de las cuestiones que tenemos que aprender de este período 2020 ha sido la necesidad de encontrar un punto de apalancamiento del servicio público en eso que lo define como tal: servicio, el dar a los ciudadanos el nivel de capacidad de respuesta a sus cuestiones de manera pronta y eficaz.
No podemos seguir teniendo funcionarios a los que les pagamos muy bien, les recompensamos con una serie de privilegios, pero que sin embargo no nos devuelven en calidad de servicio aquello que difícilmente juntamos con nuestros impuestos.
En muchos de los casos incluso deben recibir propinas para que realmente aquello que están obligados a hacer lo hagan en tiempo y en modo.
Hemos padecido desde hace muchos años un Estado que ha crecido en número de empleados, pero no se ha incrementado su nivel de calidad de servicio. Nos cuesta mucho tener que pagar sus salarios y sus aguinaldos y nos cuesta todavía mucho más su corrupción.
No podemos seguir sosteniendo este aparato de 350 mil empleados que no han sido reducidos durante este tiempo de pandemia, a pesar de que trabajaron menos de la mitad de lo que podría ser calificado como tal, como trabajo.
El resto nos queda todavía a nosotros hacer la gran revolución en democracia. Hacer la revolución de la gestión en términos de calidad y de servicio del sector público paraguayo.