A pesar de las formas de confidencialidad establecidas en los contratos de compra de vacunas, aparecen algunos datos que nos demuestran que las mismas han tenido variedad de costos e incluso no se han pagado el valor final en la mayoría de los casos, sino sólo un anticipo como es el caso del mecanismo Covax.
Paraguay tendría que haber pagado ya la suma completa para forzar a que le entreguen las vacunas en tiempo y modo. En el caso de los rusos le han dado una gran cantidad de tiempo para la entrega del millón de vacunas Sputnik y eso no acontecerá, según el contrato, hasta el 30 de junio.
Para ese momento, las cifras de muertos podrían estar superando las 15.000 personas. Si miramos también las otras variables, observamos que el Gobierno pagó en diferentes momentos, presionado por la realidad, valores cada vez más altos que se acercaban a los que tomaron algunos países que ya vacunaron por completo a su población, como el caso de Israel.
En el caso de las vacunas, como también en la compra de insumos y en la manera en que se manejó la crisis sanitaria, se demostró la absoluta ineficacia, ineptitud, incapacidad e inutilidad del Gobierno para hacer frente a una colosal prueba de capacidad, resiliencia, honestidad y, por sobretodo, de gestión.
