Comentario 3×3
Cada vez que llueve vemos la precariedad de toda nuestra infraestructura, no solamente en el ámbito de ciudades sino también a nivel rural. A nivel de ciudad hemos visto de nuevo este fin de semana varias zonas que han sido inundadas porque los sistemas no han funcionado, porque las obras no han sido construidas de manera apropiada.
En el interior estamos viendo de nuevo lo que ha sido la característica de la construcción de las rutas en nuestro país, muchas de ellas preparadas y estructuradas sin tener en cuenta a la gente que vive de manera contigua a estas nuevas rutas. Hoy vemos que muchos en la zona de Caaguazú, de Coronel Oviedo, San José de los Arroyos, padecen las consecuencias de rutas mal diseñadas y que terminan afectando severamente las condiciones de vida de estas poblaciones.
El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, que promueve, estimula, y el ministro que se encarga de afirmar lo orgulloso que se encuentra de las mismas, debería ser mucho más diligente, mucho más eficiente y mucho más respetuoso de la gente.
Las rutas sirven en provecho de la gente, no al revés. No es que la gente es la que hace a las rutas, es ella, en la manera como se administran los recursos, se diseñan los proyectos y se ejecutan los mismos, los que finalmente se benefician o se perjudican con ellas. Es el tiempo de tomar las determinaciones cuando no llueve, porque cuando acontece esto último, sólo padecemos sus consecuencias.