Petrópolis es noticia por las lluvias torrenciales que generaron deslave y la muerte de mas de 100 brasileños y una gran destrucción de la ciudad que fuera el sitio de veraneo de la familia imperial portuguesa que se estableció en Brasil después de la invasión napoleónica. Desde ahi se dirigió tambien la guerra contra el Paraguay y en su museo está el “cañón cristiano” robado por el Brasil luego del genocidio de nuestro paìs.
Somos conscientes de los problemas y daños que puede causar una lluvia descontrolada, el excesivo calor u otra manifestación de la naturaleza, que de alguna forma responde a cómo los tratamos los seres humanos a ella. Los conocidos accidentes naturales no suceden solo en invierno o en países, población y condición desarrolladas, se hacen realidad también por estas latitudes que aunque el frío no sea tan intenso o no tengamos nieve con sus problemas naturales.
Una vida muy frágil
También existen momentos en que los accidentes naturales también aparecen y pueden ocasionar serios problemas cómo lo ocurrido hace poco en el vecino país Brasil que debido a la intensidad de una lluvia y los problemas que ha hecho que el gobierno decrete Aqui en Paraguay también tenemos serios problemas para controlar inundaciones y ahora incendios forestales entre otros inconvenientes que surjan de una lluvia o sequía demuestran nuestra falta de previsibilidad para controlar y asistir a los afectados con la velocidad y efectividad que necesita una vida humana.
El drama de Petrópolis se suma al incremento de muertos por Covid que volvió a superar los mil en ese país que lleva sumado mas de 640 mil fallecidos en pandemia. Con un presidente de gira por Hungría y Rusia mientras el deslave y las lluvias en Petrópolis exhiben al mundo la tremenda pobreza de esa nación vecina que se llevó nuestro “cañón cristiano” y que no lo quiere devolver. El mismo fue construido con campanas de iglesias locales y que simboliza la resistencia paraguaya ante el embate de tres naciones. Lo de Petrópolis, puede ser calificado también como la maldición del cañón.