Los partidos tradicionales o de derecha no supieron dar respuestas a las necesidades y los problemas coyunturales. Han gobernado alejado de la realidad de la sociedad; priorizando intereses crematísticos y personalistas. Los electores están dando oportunidad a partidos de otras corrientes. Tal es así, que en la región se está visualizando que la izquierda está recuperando el poder.
Empezamos con México, que le tiene como presidente al socialista Manuel López Obrador; en Nicaragua, el cuestionado Daniel Ortega; en Argentina, Alberto Fernández; en Bolivia, Luis Arce y en Perú, Pedro Castillo. Según las encuestas, el próximo presidente de Chile podría ser Boric, quien es del sector más radical de la izquierda.
Podemos decir entonces que la izquierda está retornando al poder. Sobre los motivos que impulsaron a este cambio político, hay varias conjeturas, pero la más importante es la que hace referencia a la falta de respuesta de los sectores de derecha, que no pudieron dar soluciones a las grandes necesidades del pueblo.
Muchos de los gobernantes de la región ya venían siendo muy cuestionados por la poca gestión y los escandalosos actos de corrupción, pero la gota que colmó el vaso fue la pandemia, que desnudó por completo las falencias en el sistema sanitario, en la educación y otros problemas sociales que se acentuaron con el coronavirus.
La izquierda que está en la región tampoco es un ejemplo de democracia, de gestión y de bienestar para los ciudadanos. La izquierda de ahora es dictatorial y populista, ha vendido a la gente falsas esperanzas y ha realizado solamente asistencialismo, sin buscar soluciones al problema de fondo. La mayoría de la izquierda latinoamericana no ha trabajado correctamente en materia de políticas públicas, que son las acciones que ayudan al progreso.
Más allá de las ideologías y de las disputas políticas, se espera que los gobernantes tomen acciones acertadas para paliar los efectos de la pandemia y la crisis económica y social que estamos viviendo.