Daño colateral es un eufemismo utilizado para referirse a las muertes, heridos y daños no intencionados que se producen como resultado de una operación militar. O algo así cómo el efecto de algo no intencional pero que también perjudica al ser humano, que no solo tiene sus problemas particulares a los cuales se le suma la vida en pandemia, los efectos del cambio climático. En algunos países cómo el Paraguay la burocracia es el conjunto de actividades y trámites que hay que seguir para resolver un asunto de carácter administrativo.
Un conjunto de actividades que en algunos casos se vuelven hasta incómodos para el cliente, ciudadano o persona que los gestione. Ahora además de ya haber identificado que la mala burocracia produce dolores de cabeza y malestar con la institución que solicita documentos y otras cosas que son difíciles de ubicar que también perjudica gravemente a la investigación.
La gestión es la clave
El aumento de las tareas administrativas, sinónimo de pérdida de tiempo y energía, conducirá a un empobrecimiento de la ciencia. Paraguay cuenta con 350 mil funcionarios que pronto se estarán mudando a nuevas oficinas en la zona del puerto asunceno. Muchos de ellos continúan “trabajando” y cobrando tranquilos y son parte de la gigantesca y poco eficiente burocracia del gobierno nacional que además de construir grandes estructuras carecen de espacios para estacionar vehículos. Lo que se viene es que se sumará a lo que es un vía crucis para muchos porque no se toman en cuenta las variantes que supone una infraestructura de ese tipo.
En países europeos citado en una investigación francesa la burocracia está maltratada y amenazada por la intensificación de la nueva gestión pública. Paraguay debe iniciar una revolución en la gestión de lo público y para eso requerimos una burocracia eficaz y honesta. Nuestro país tiene una burocracia grande y costosa que cuesta más de 4 mil millones de dólares mantenerla anualmente.
La gestión en democracia es clave para la subsistencia de este último como lo dice el politólogo americano Francis Fukuyama. En ese territorio se dilucide su destino con nuevos o viejos edificios.
