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La generación del agotamiento

Hay algunos que hablan de una crisis de civilización y otros dicen que es de generación. Hoy es posible encontrar en los buscadores de internet críticas positivas y negativas hacia los millennials (nacidos a partir de 1983) que automáticamente responde a que somos una generación que demuestra inestabilidad política, económica y social. Problemas personales, de empleo y de integración social, La flexibilidad laboral y alejados de posturas radicales son algunos de los rasgos generacionales Y en dicha búsqueda encuentro también nuevos títulos o referencias hacia nosotros cómo que somos la generación del burnout o el agotamiento.

El término en inglés que nace en los hospitales americanos donde un grupo de médicos que no rendía o no podía rendir bien por la fatiga que significa el trabajo hospitalario, reposaba en los tiempos libres hasta durante sus servicios. Lo real y más agotador y doloroso es leer que en los EEUU millones de personas renunciaron a su empleo. Lo que abre un capítulo nuevo para estudiar el porqué se dan este tipo de hechos. Que también hace ganar a una generación apodos, motes o etiquetas nuevas cómo la generación de agotados o burned out. De los que no les importa perder el empleo ni luchar por ellos.

Estamos cansados
Que es una patente de anglicismo, que se debe escribir en itálicas. Significa “quemado hasta al final”. Es como cuando se quema la última cera de una vela, o la última gota de combustible del motor. La pandemia agudizó muchas de estas características con el encierro y con el gran impacto económico que ha tenido sobre millones de seres humanos. Ahora en Bélgica están planteando jornadas laborales de 32 horas por debajo de las 40 que fueron normales por mucho tiempo. El trabajo a distancia se pone en entredicho y muchos retornan a las oficinas. Estamos en ajuste pero con rasgos que nos llevan a buscar nuevas interpretaciones a los desafíos del futuro.

Ya estoy agotado y no quiero hacerlo igual con ustedes. Sigamos buscando nuevas opciones y alternativas para aquellos que dicen que somos “la primera generación que no superará a sus padres”. Veremos.

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