Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
El Presupuesto General de gastos de la Nación es básicamente una hoja de ruta que el Gobierno hace en torno a lo que pretende y desea que el país alcance durante su administración. Esto viene a cuento porque el Ministerio que tiene la mayor cantidad de recursos es el de Obras Públicas, pero hacia finales de julio sólo ha ejecutado el 50% de ese presupuesto y ahora también con restricciones por parte de Hacienda, que le ha recortado varios proyectos que tenían en puerta.
En realidad lo que refleja nuestro presupuesto es el grave problema de gestión, gestión significa no hacer aquello que está mandado hacer en términos administrativos una repartición pública.
El año pasado el Ministerio de Salud solo ejecutó el 46%, que ya tendría que haber sido una llamada de atención en tiempos de coronavirus y hubiera llevado a intervenir dicho Ministerio colocando un equipo diferente en términos administrativos que fuera diligente y eficaz a la hora de gastar esos insumos en favor de la gente.
Cuando se vino la pandemia fue todavía aún peor que la no ejecución del presupuesto del año pasado por parte de Salud. Esta es una de las cuestiones centrales que debería plantearse en términos de reforma del Estado. Dónde está la explicación a una cuestión como esa, donde un Ministerio pide un dinero, pero que sin embargo durante el año no tiene la capacidad de gastarlo apropiadamente. La Reforma debe cambiar por completo la fórmula de gestión del Estado y, por supuesto, también mejorar notablemente la calidad de dicho gasto.
