La fatiga es una sensación extrema de cansancio y falta de energía que puede interferir con las actividades cotidianas de una persona. Razón por eso existen horas en el día los tiempos de descanso cómo siestas o sueños nocturnos y tiempos de receso académico o laboral, o ese momento por el que trabajamos días, semanas y meses de seguido denominado vacaciones. Periodo hecho para descansar lo necesario para recuperar las fuerzas necesarias con el fin de lograr rendir bien en nuestros empleos, colegio, universidad o lo que tengamos cómo responsabilidades para nuestras vidas.
A veces un tiempo de descanso no es suficiente para volver al trabajo con las pilas recargadas, porque existen personas que acaban de tomar vacaciones y siguen agotadas.
La vuelta al trabajo después de las vacaciones puede resultar estremecedora para cualquiera. Pero para quien sufre de burnout laboral–un estado que los psicólogos describen como una sensación persistente de agotamiento y cinismo ante el trabajo–la transición es aún más dura. Aunque las vacaciones parezcan la solución obvia al agobio laboral, el tiempo de descanso puede revelar hasta qué punto se está agotado, cuánto y cómo descansamos puede servir para entender y conocernos más y mejor en relación a cuánta fuerza hemos puesto en alguna tarea específica.
El burnout nace de la sensación de no tener control sobre el trabajo. Las personas pueden tener pavor a su empleo; ser víctimas de la clásica sensación del “estoy abrumado”.
Algo habitual para quién da todo de sí mismo para empezar, desarrollar y/o terminar una tarea que demande mucho esfuerzo físico o mental.
La clave es el descanso
En algunos casos, tomarse un tiempo de descanso puede aliviar el burnout: la gente vuelve al trabajo recargada, más preparada para hacer frente a la carga laboral. Pero cuando el estrés es excesivo, las vacaciones son poco más que una curita. Quizá se sientan mejor cuando están fuera, pero en cuanto llega la hora de volver, la ansiedad regresa también.
Una emoción normal que puede terminar en accidentes no premeditados o intencionados. Razón por la que es importante descansar bien evitando pensar en lo que se hizo o queda por hacer en el trabajo o cualquier tarea que nos haya mantenido ocupados.
Descansar, reposar, airearse o despejarse es clave para todos en cualquier lugar del planeta, algo tan natural y necesario cómo respirar, asearnos o alimentarnos. Un amigo me decía que el mejor médico que tiene uno es uno mismo porque nos conocemos mejor que cualquier profesional abocado a atender la salud humana y por dicho motivo al conocer bien nuestro organismo no debemos exigir al mismo tareas que no pueda hacer o que lo deje en un estado que no sea el adecuado para disfrutar de lo que tengamos para hacer.
Todo eso con la intención de hacerlo bien para asegurar nuestra estadía en el empleo que puede ser amenazado por un dispositivo de inteligencia artificial que no necesita reposar para recuperar energía sino la tiene luego de haber estado enchufado a una toma de corriente cómo las herramientas que tenemos y usamos para diseñar, calcular o comunicarnos.