Estamos a solo 10 meses de formar parte de uno de los encuentros cívicos políticos más importante del país: las elecciones nacionales donde elegiremos quienes serán nuestros gobernantes durante 5 años y mucho se espera de esta justa comicial. Por ejemplo, se espera que cumplan bien las demandas de su mandante: nosotros, los ciudadanos en su mayoría jóvenes menores de 35 años. En abril del 2023 debemos activar bien la política del bien común yendo a votar en masa y así dejar claramente nuestra vocación y voluntad democrática.
El año que viene la juventud decidirá quién será la persona que ejecute sus propuestas para que la calidad de vida del ciudadano se eleve. Somos mayoría y no caben los pretextos. Hay que participar o de lo contrario los malos seguirán dictando sus mandatos.
La juventud menor de 35 años es la que tiene en sus manos el destino del Paraguay en el 2023 y debe ejercer su poder del voto. Su responsabilidad es grande y seria para con el futuro de nuestro país y por el de nosotros mismos también. El mismo que está muy ligado con la madurez y seriedad con la que nuestro presente debe ser tomado. Hasta ahora el ser un joven paraguayo no es una etapa de vida que sea vista con confianza por todavía actuar adoleciendo de madurez Eso debemos cambiar.
Los jóvenes también debemos congregarnos para debatir quien tiene el perfil más serio para tomar el timón de la nave llamada Paraguay. Debemos ser un país maduro y no perpetuamente adolescentes que despiertan y hacen bien su tarea evitando ser criticado por corrupción, falta de respeto a sus normas o cómo territorio del narcotráfico.
Es la hora de cambiar por algo mejor y en eso nosotros tenemos mucho por hacer para cambiar este país que decimos amarlo. Hay que demostrarlo en la práctica y realidad.