Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Cuando uno se pregunta quiénes son los más peligrosos enemigos de la democracia, indudablemente deberíamos colocar a los corruptos, a los sinvergüenzas, a los tontos que eligen a muchos de los corruptos y sinvergüenzas, a los poderes corporativos, a los que realmente no les gusta vivir en un régimen abierto de transparencia y donde el ciudadano, el mandante, sea la principal referencia de la tarea democrática.
Este es un proceso político complejo y difícil, que algunos dicen que sólo se puede consolidar con un buen nivel educativo de la sociedad. En el caso nuestro, con un rezago en ese campo desde hace mucho tiempo, donde la dictadura invirtió sólo el 1 % del producto interno bruto en educación y sólo 3 ahora en democracia, lejos del 7 % recomendado por la UNESCO, vemos muy pocas perspectivas que la democracia se llegue a consolidar en nuestro territorio.
Si no hacemos una gran revolución en materia educativa, es poco probable que el sistema termine crujiendo ante los embates de los sinvergüenzas, de los corruptos, de los delincuentes y también de la pobreza de mucha gente que se ha vuelto tonta en las citas electorales y ha terminado escogiendo a sus verdugos. Es la hora de cambiar, de hacer de la democracia un territorio de oportunidades para cada uno de nosotros.