Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
El billetaje electrónico nos muestra todas las características de los malos negocios en el Paraguay. Primero se entrega la administración a dos ex presidentes de la República y sus empresas que se dedican a administrar algo que es altamente sensible para la población, que es el poder pagar en forma electrónica teniendo acceso al plástico y a las posibilidades de cargar sus valores en metálico.
Todo eso no ha ocurrido y ha caído en manos de especuladores. No sería nada raro que comiencen a aparecer extrañas conexiones entre los que compraron en grandes cantidades la tarjeta para revenderlas y las propias empresas encargadas de dicha tarea.
Todo se hizo sin prueba de error a lo largo de este tiempo, y no hemos visto tampoco que el Ministerio de Obras Públicas, a través de su Ministerio del Transporte, haya sido duro con esta cuestión. Simplemente terminó aceptando el fracaso y posponiendo el ingreso obligatorio del sistema hasta el 31 de diciembre.
O sea, quedarán casi dos meses de nuevo de tener que pagar con dinero efectivo debido a que 150.000 tarjetas se encuentran en manos de revendedores que se encargaban de colocar en manos de los usuarios a valores superiores a los establecidos.
Esto merece una investigación profunda del Congreso, de las autoridades judiciales y también de las autoridades administrativas, y si se llega a encontrar responsabilidades claras de cualquiera de estos sectores, será castigado como se debiera. Hay una profunda duda sobre la calidad del servicio de los transportistas y si sumamos a ellos la deshonestidad y la falta de empatía hacia los usuarios, vemos un cuadro completo de una desastrosa medida que tendría que habernos metido en la modernidad y que ha fracasado.