Una de las cuestiones más frecuentes en el Paraguay es la tremenda falta de compromiso con la “cosa pública”, no tenemos el sentido de que lo público es de todos, sino que tenemos la presunción que lo público es, finalmente, de nadie y está al servicio de quien tuviera que administrar en ese momento esa cosa, llámese partido o la persona encargada de una función determinada, el presidente, los legisladores en los cargos más importantes. El comportamiento institucional, aquello que realmente define lo que es una República, está muy lejos de nuestra forma de entender el sentido real de ella y de la democracia.
Nosotros creemos que lo público está allí como un campo de caza, un lugar donde cada persona electa para un cargo determinado tiene todas las posibilidades de hacerse con el botín y recuperar no sólo la inversión que hizo en campaña, sino salir inmensamente rico. El que no lo hace es un tonto, un vyro, que no aprovechó su oportunidad; y así tenemos, por ejemplo, estas empresas como Ingeniering, que le hace no un juicio al Estado Paraguayo por un valor extraordinariamente pequeño, menos el de US$ 10mil, y terminan cobrando US$ 1,5 millones, por lo bajo.
En todo ese esquema participan todos aquellos que dicen y hablan de lo público, pero sin embargo, no les importa.
Están todos metidos en el mismo enjuague perjudicándonos a cada uno de los contribuyentes y demostrando que el concepto de República pasa muy lejos de la forma en que tendrían que comportarse cuando se trata de la cosa de todos.
Cuando entendamos que lo público es de todos, y no es de nadie en particular, habremos avanzado grandemente como República y como Democracia.
