Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Cada vez que se pretende ir en contra de la corrupción rampante del país, salen con el argumento de que este es un problema de carácter cultural.
Como si la misma fuera una lápida que no puede moverse en las circunstancias de la condición humana. Hay varios países que venían de situaciones aún peores que las nuestras en corrupción, narcotráfico, piratería e hicieron un cambio extraordinario en sus vidas como el caso de Singapur.
En 1964 que estaba en esa condición, pasó a ser hoy el país con el ingreso per cápita más alto del mundo con niveles de cero de corrupción.
Eso se logró en dos generaciones, si se entiende que cada una dura 27 años, el Paraguay podría hacer de la corrupción una historia, pero nos conformamos con repetir la expresión: “Es cultural”.
El vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, en una entrevista televisiva dijo que ese era el problema del país, a pesar de todas las acusaciones que pesan en su contra y del partido político al que pertenece dijo: “No, este no es un problema ni mío ni del país, es un problema cultural de la nación”, ese argumento afirmativo de que la cultura es algo inamovible en la vida y cotidianeidad del paraguayo es simplemente una coartada para no asumir su cuota de responsabilidad.
Cada persona tiene algo con ella, algunos en mayor o menos medida, otros creen que es una cuestión de carácter institucional, pero en todas ellas esta representada la condición humana ante la corrupción.
Si somos tolerantes ante ellas, si creemos que eso forma parte del modus operandi y vivendi del Paraguay, no vamos a poder terminar con sus efectos desastrosos en la economía y en el relacionamiento social.