Desde hace sesenta y cinco millones de años el cerebro de los primeros mamíferos, los sinápsidos, evolucionó para tratar de sobrevivir y dominar su entorno, no para encontrar un sentido *.
Con esta premisa científica partimos de la base que la ciudadanía está en busca de pagar sus cuentas, cubrir sus necesidades básicas, responder a sus impulsos naturales donde se incluyen hábitos vinculados con la ansiedad, necesidad de aprobación y hasta satisfacer los impulsos de la hiperconectividad que desembocan en la búsqueda de recompensas inmediatas.
Dentro de este escenario menos del 10% de los que votan o eligen, leen las propuestas de campaña o se toman el trabajo de seguir editoriales, entrevistas a profundidad y debates extensos. Un pequeño circulo tiene el suficiente interés para generar un criterio que vaya más allá de las emociones (y aun así van a estar influidos por las mismas).
Esto no significa que se deban obviar planes de gobierno, no tener ejes temáticos, u objetivos poco populares pero necesarios para que un país o grupo representativo logre sus metas y mejore su situación actual. Todo lo contrario, en un mundo donde lo urgente esta por sobre lo importante es fundamental contar con estrategias claras a donde se pueda mirar para evaluar en el lugar donde estamos y los avances logrados.
Pero nuevamente todo recae en que comunicar, como hacerlo y donde. Una lógica que no se puede evitar, que requiere de precisión, elasticidad y una constante retro alimentación. Las instituciones, los gremios, las asociaciones y los altos mandos rara vez tienen esto en cuenta como una iniciativa propia, pero de alguna forma les encanta elegir modelos que representan estas virtudes, desconociendo el proceso que existe detrás de esa marca explosiva y disruptiva.
El proceso, la estrategia, la ejecución y el mantenimiento tiene un costo, no solo monetario si no también términos de tiempo de dedicación, y la necesidad de ejecutar al ego que se pone en el medio. No subís al ring solo con un deseo en mente, son horas de lágrimas, sudor y sangre.
(*) La Nueva Sociedad – Jaime Durán Barba y Santiago Nieto. Editorial Debate 2022.