miércoles, diciembre 31

Karate Kyokushin: Contra el miedo/ Felix Martin Gimenez Barrios

Es imposible hablar de este estilo de karate sin mencionar la épica vida de quien fuera su creador. El maestro de artes marciales japonés nacido en la península coreana, Masutatsu Oyama, quien al desarrollar el Kyokushin, busco la mejora personal al buscar dominar tanto mente como cuerpo y la eficacia en combates reales a corta distancia. El maestro Oyama, cuyo nombre de nacimiento fue Choi Yong-Yi al nacer en 1923 en el sur de la península coreana.

Que en esos tiempos era colonia japonesa, práctico marciales desde muy temprana edad tras ser enviado a trabajar en una granja familiar en Manchuria. Ahí se intereso en las artes marciales chinas. Años después viaja a Tokio en donde buscando ser piloto de la fuerza aérea, es rechazado por ser de origen coreano. En el archipiélago japones entabla su primer contacto con artes marciales occidentales como el Boxeo, el Savate francés y la Lucha libre olímpica pero también conoce otras artes marciales japonesas como el Judo y el Aikido. Toma interés en el Karate Shotokan, estilo defensivo de la mano del mismo fundador, el maestro Gichin Funakoshi, quien, según Oyama.

Fue quien le enseño la diferencia entre ser un peleador y ser un guerrero. Llegando a la conclusión de que la diferencia de ambos es que un peleador es conformista, un guerrero busca superarse y evolucionar en la década de 1950 y tras derrotar a otros estilos, Oyama se siente frustrado por la forma conservadora en que enseñaban karate en ese tiempo, enfocados solo en forma y técnica mas no en la práctica y en combates reales. Decide entonces crear su propio estilo, al que nombro Kyokushin que se traduce como “alta verdad”.

La prueba mas dura que enfrento el Kyokushin fueron sus duelos a contacto completo contra el arte marcial de Tailandia, el Muay Thai. Oyama decide salir de la zona de confort y viajar con sus mejores estudiantes a Tailandia para enfrentarse a quienes se consideraban los mejores luchadores cuerpo a cuerpo de ese entonces, quienes infligían terror en luchadores occidentales, los Thai boxers.

En tiempos en los que no era nada común esa practica de pelear de visitante en deportes de combate, todo esto en la década de 1950. Una jugada arriesgada, no solo por los rivales sino porque tenían todo en contra, como jueces no neutrales, o sobornos, pero aun así los estudiantes de Oyama lograron victorias contra todo pronostico pese a perder los primeros duelos.

Tras estos enfrentamientos el Kyokushin se volvió el estilo de Karate más practicado en el mundo. La conclusión a la que llego Oyama es muy obvia, pero muchos siguen sin entender y a otros no les conviene entender, pero la única forma de saber si tu arte marcial sirve… es peleando, y peleando contra los mejores. Reflexión que se puede aplicar en varios campos como la educación, la política, los negocios y otros deportes. Tal como decía Masutatsu Oyama en uno de sus lemas de vida… “mil días de entrenamiento para ser un principiante y diez mil días de entrenamiento para ser un maestro”.