La rémora más antigua del país, el anacronismo más intenso, lo encontramos en la llamada feria judicial que durante todo el tiempo de enero no tiene la atención que debería tener durante todo el año. Eso significa que la mayoría de nuestros jueces salen de vacaciones y se correspondía a un tiempo de hace más de 70 años cuando no habían tantos casos judiciales y no había necesidad de estructurar como lo estructuramos ahora, los tiempos de vacaciones en el sector público fuera del ámbito judicial y también porqué no, en el sector privado.
La feria judicial también demuestra que no tenemos la voluntad de hacer justicia a los muchos casos que se amontonan sobre los escritorios de nuestros jueces y que después se quejan diciendo que no pudieron responder en tiempo y modo porque no tuvieron el tiempo suficiente.
La feria judicial tiene que pasar al olvido, debemos establecer un régimen de jubilación, de vacaciones a nuestros magistrados durante todo el periodo ordinario del año, de forma tal que todos los meses no se resienta gravemente el sistema por que todos -o la gran mayoría- se van de vacaciones.
No parece muy complicado todo esto, pero en cuestión de una voluntad y un deseo de servir verdaderamente a los que con sus tributos e impuestos contribuyen para que se mantenga el sistema judicial paraguayo severamente cuestionado por su inoperancia, su corrupción, pero también por su holganza, especialmente cuando se habla de una feria judicial que se consume todo el mes de enero.
