El libelo acusatorio contra Sandra Quiñones tiene diferentes aspectos, pero básicamente la cuestión más importante es el sometimiento de la institución a los caprichos políticos de un sector del Partido Colorado. El costo que ha tenido sobre la Fiscalía General del Estado ese manejo ha sido devastador y si después nos quejamos de la percepción que tenemos los propios paraguayos hacia nuestra democracia, en particular hacia la corrupción como un factor de desgaste de ella, el Ministerio Público con Sandra Quiñones ha colaborado de manera constante y permanente para que se afiance esa idea de que no vivimos en democracia, no tenemos justicia y nuestras altas autoridades que deberían buscarla están sometidas a los caprichos políticos de quienes les han nombrado para dicha posición.
El costo que tiene en la degradación de la Fiscalía General todavía no podemos cuantificarlo a corto tiempo, pero lógicamente en el mediano y largo plazo es una herida mortal que le ha infligido Sandra Quiñones a una institución que debería ser muy cara a los anhelos de cada paraguayo.
El ministerio público o la oficina encargada de defender los intereses del ciudadano, por haberse alquilado o prestado o vendido, ha terminado de ser hoy la peor imagen que proyectamos de nuestra capacidad de hacernos justicia.
