Viviendo en un mundo muy estructurado, pensar en una niña con camioncito o un niño con muñeca a muchos les sigue pareciendo inadmisible. No obstante, estos hechos se están convirtiendo en realidad con más fuerza, brindando la posibilidad de ver una mayor diversidad en la forma de vida de los infantes.
Las niñas con su juego de té, muñecas y casitas, mientras los niños están con su pelota, autitos y juegos de lucha, en más de una ocasión se llevaron a cabo este tipo de divisiones a la hora de hablar de la manera en que los más pequeños pueden divertirse.
Una larga división, que toma enfoque desde el género de los niños es el principal factor utilizado para determinar qué corresponde a una niña o a un varón. Según las declaraciones para el medio Infobae de la psicóloga especialista en maternidad y crianza, Lorena Ruda, el nene que solo juega con autos o la nena que únicamente juega con muñecas, se pierde de la posibilidad de elegir, investigar, imaginar y jugar con libertad.
De este modo, los preconceptos creados en torno a que los juguetes se dividen de acuerdo al género del infante no solo resultan erróneos, sino también generan una imposibilidad para que los chicos tengan una mayor diversidad a la hora de divertirse.
«Se los limita en la creatividad, se los reprime; el juego es natural, no impuesto. Los niños saben jugar sin que nadie les enseñe y si solo se les ofrece determinado tipo de juguete o juego, se inhibe su capacidad de inventar», consideró la especialista.
CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL
Babymachismos es una cuenta en redes sociales que se dedica a visibilizar que los estereotipos de género marcan de manera inconsciente la manera en que se educa a los niños y niñas en la forma en la cual pueden jugar.
De este modo, destaca que las decisiones para regalar u otorgar determinados juguetes a niños y niñas se encuentra de una manera completamente internalizada desde los propios padres hasta las tiendas en las cuales se elige algún artículo.
Todo se encuentra culturalmente construido, ya que las secciones de juguetes en ocasiones pueden venir entre apartados divididos en dos géneros o colores para “distinguir” qué pertenece a los nenes y nenas.
Generalmente cuando se observa a un niño jugando con una muñeca, de manera automática se llena de prejuicios por la forma en que un juego para “niñas” afectaría en las percepciones del varón. Sin embargo, un estudio, liderado por la psicóloga e investigadora de la Universidad de Cardiff, Sarah Gerson, y promovido por Mattel, fabricante de las Barbie, determinó los beneficios del juego con muñecas.
En concreto se ha observado que al momento de jugar con muñecas, se activa una región del cerebro de los varones asociada con el procesamiento de información social y la empatía, concluyéndose también que este impacto es el mismo tanto en niños como en niñas.
JUEGOS EN LA REALIDAD
En comunicación con Infobae, la psicopedagoga Mónica Viñas determinó que se debería pensar que los juguetes y juegos enriquecen a niños y niñas en un mundo en el cual hombres y mujeres trabajan, cocinan, cuidan a sus hijos, planchan y lavan, de la misma manera y por igual.
De este modo, contribuyendo a una mayor amplitud a la hora de jugar, aparte de la diversidad de la cual se permite disfrutar a los infantes, también se les otorga una amplia gama de las cosas que podrían realizar de adultos, dejando de estereotipar que las mujeres pertenecen a la cocina y los hombres exclusivamente a la construcción.
¿Acaso las mujeres no manejan autos o los hombres no cuidan a sus bebés, por ejemplo? Al respecto, la psicóloga Ruda expresó que los juegos simbólicos permiten representar el mundo interno de los niños y estos no nacen con las diferencias de géneros establecidas del mismo modo que los adultos.
“Son mandatos culturales. Recién ahora estamos viendo de a poco que a un varón se le regale una cocinita o a una nena un auto a control remoto. Para ellos los juguetes son juguetes, los colores son colores, no tienen género”, analizó la profesional.
En la búsqueda de igualdad entre géneros, los juegos y los juguetes están dejando de ser exclusivos para un sexo. «Si un niño no juega con una muñeca o una niña no usa herramientas para construir, seguramente es porque a nadie se le ocurrió ofrecerlos para jugar”, destacó por su parte Viñas.
Además, muchos padres tienen temor a esos juegos y reprimen la posibilidad de que sus hijos observan y viven cotidianamente, deseando reproducir y elaborar a través del juego diferentes aspectos que posean en su imaginación.
Así, finalmente Ruda concluyó que los juguetes no tienen género, en realidad sucede que los adultos están llenos de prejuicios.