El IPS debe ser el sistema montado para fracasar; no sólo administra muy mal los recursos de los aportantes -de casi US$ 2 millones diarios- sino que cuando la gente tiene necesidad de ser asistida sus hospitales, no solo que no encuentra turno, no encuentra médicos diligentes o capaces, y menos medicamentos.
Cuando vamos al sistema de jubilación pasa una cosa igual, los de adentro dicen que es un problema estatutario y hay que cambiar la norma. Hay 125 legisladores para ese propósito, y nos imaginamos que muchos querrán congraciarse con los miles de aportantes que lamentan las malas atenciones del sistema sanitario y del jubilatorio.
La otra cuestión es la alta politización y el uso de los recursos. Han aparecido hace poco tiempo en campaña política del Partido Colorado medicamentos que solo deberían ser distribuidos al interior de la previsionales. Ni hablemos de las licitaciones en donde, solo en guardias, tienen un presupuesto que casi es igual a la construcción de un nuevo hospital para atender como mínimo a cien pacientes.
El IPS es la síntesis de la mala administración del Estado, no representa los intereses de patrones ni de empleados, tiene como administrador al mayor moroso, es altamente politizado y corrupto, y sus consecuencias las vemos en la pésima calidad de atención en todos los flancos. Ni qué decir del malísimo equipo médico que realmente le da escaso prestigio a una institución que debería brillar por eso