La pregunta que hasta ahora no se ha podido o querido responder respecto al Instituto de Previsión Social es cómo, con un patrimonio de US $3.600 millones, el ente ha acumulado semejante deuda con las empresas proveedoras de medicamentos.
Los servicios médicos del IPS se solventan con un fondo específico que se presupuesta cada año. Esto significa que la administración que elabora cada presupuesto asigna los recursos que cubren todos los requerimientos en medicamentos, insumos, prótesis y otros gastos. Si los recursos para imprevistos son rebasados por alguna necesidad urgente, por lo general se recurre a una ampliación presupuestaria que debe tener una contrapartida apropiada. Sí aún así se ha acumulado una deuda tan monumental con proveedores, es evidente que el dinero previsto ha tomado otro camino. ¿Qué dice el síndico de la entidad, qué dice la auditoría interna?.
El último informe de la Contraloría General sobre el IPS emitido en agosto pasado, señala siete deficiencias administrativas, seis de las cuales tienen que ver con provisión de medicamentos, entre ellos el costoso remdesivir indicado para pacientes internados por COVID. La CGR insta a la administración a tomar todos los recaudos necesarios para cumplir con los compromisos asumidos, realizando pagos en tiempo y forma, a fin -dice- de evitar la imputación de multas en detrimento de la economía institucional dando cumplimiento a las disposiciones legales vigentes. En lenguaje menos farragoso, eso significa pagar lo que se ha comprado.
Tendremos que insistir una vez más en que se hace imperativo crear y poner en funciones la superintendencia de fondos de jubilatorios y de pensión. El proyecto dirigido a ese fin, así como a la creación del consejo asesor del sistema nacional de fondos jubilatorios y su normativas de inversión, fue enterrado en el Congreso en 2018 después de pasar por 10 comisiones y ser tratado en 37 sesiones plenarias.
Una entidad como el IPS, que maneja fondos que equivalen al 25% del PGN y al 10% del PIB, no puede seguir navegando a la deriva y sin que sus finanzas sean auditadas bajo una normativa estricta tal como ocurre con bancos, financieras y aseguradoras. Su compleja ingeniería actuarial en el tema jubilatorio debe ser auditada día a día. Hay demasiado en juego como para dejar que este paquidermo siga jugando un partido sin reglas.