Hoy inicia una nueva estación del año, el invierno, que en este año tan particular a causa del fin de un mandato y la incertidumbre de los próximos 5 años. Creo que el sabor de esta estación tendrá matices no tan brillosos como consecuencia de este otoño que ayer nos dejó con muchas incógnitas camino a tiempos mejores.
De todas maneras la esperanza, como dicen los mayores, es lo último que se pierde y todos tenemos las ganas potenciadas de que lo que hoy inicia venga con un gran viento de renovación en lo social, económico, político pero por sobre todo cultural y de conciencia ciudadana de cuidar la democracia. Creo que si hoy ponemos las semillas correctas, nuestras próximas estaciones nos darán ese porvenir que muchos paraguayos de bien buscamos día a día. Es ahora el momento de sacar las malas hierbas y pulverizar a las plagas que no permiten que un nuevo país de sus frutos más hermosos, y Paraguay tiene para dar de los mejores. Esperemos que los nuevos jardineros se empeñen en construir un lindo jardín y no marchiten nuestras esperanzas, una vez más.
Lo que si el país necesita es una sociedad comprometida y donde la desigualdad social no esté en el orden del día de los elegidos y designados. Eviten que los mandantes griten al viento y se marchiten sus reclamos e ilusiones. Los reclamos sociales deben ser prioridad y se debe iniciar un debate nacional que nos lleve a un nuevo pacto social, con todos los sectores, para remover la tierra y sembrar nuevas esperanzas que casi ya no existen.
En lo económico transparentar los negociados y sancionar, cual machete cuando se podan los árboles, para preparar sus frutos de estación. Es hora de que el sector público y el sector privado puedan diseñar el mejor jardín que podamos tener para, en esa riqueza, todos y todas podamos decir al mundo, cuán rico es este país.
En lo político es hora de cortar con los árboles secos y viejos, dejando que la luz entre al bosque para dar fuerza a los árboles más jóvenes y así mostrar su belleza, renovando la flora que cada primavera se nos presenta entre lapachos de distintos colores y jazmines que perfuman con esperanza y fe mejores tiempos. Si no se designan correctamente, apeligramos a que las próximas primaveras no nos traigan alegrías, esperanza y fe.
Pero por sobre todo en lo cultural, el deseo de cambio que debe traernos este nuevo tiempo es en este campo dependerá única y exclusivamente de cómo vigilemos el trabajo que hagan. Controlemos y un mejor paisaje podremos disfrutar dentro de 3 meses.