La ciencia tiene diversas formas de sorprendernos, ahora se da que podemos incidir directamente sobre el clima para que responda con precipitaciones que muchas veces se hacen urgentes para nuestro suelo seco.
Resulta que ahora científicos golpean las nubes con electricidad para hacerlas llover, un experimento encuentra que la carga eléctrica puede alterar el tamaño de las gotas de agua y hacer que exploten.
Este nuevo experimento ha demostrado que eliminar las nubes con carga eléctrica puede alterar el tamaño de las gotas en la niebla o, potencialmente, ayudar a que llueva una nube estreñida.
El año pasado, Giles Harrison, de la Universidad británica de Reading, y sus colegas de la Universidad de Bath, pasaron muchas mañanas persiguiendo nieblas en los niveles de Somerset, volando aviones no tripulados hacia el gloop y liberando carga. Sus hallazgos, publicados en Geophysical Research Letters , mostraron que cuando se emitía una carga positiva o negativa, la niebla formaba más gotas de agua.
Una manera directa que puede ser emulada en varias latitudes que necesiten con urgencia precipitaciones para dar de beber su vegetación y hacer que esta renazca gracias a la existencia del líquido vital.
Uno que debe tener temporadas oficiales que haga suficiente su presencia para lograr cosechar bien los vegetales y dar de beber a los seres vivos que dependendemos del H2O para lograr sostener nuestras vidas.
Grandes avances
Usted se preguntará porque en el Reino Unido se encuentran con estos experimentos cuando la precipitación forma parte del día a día inglés. La consecuente pregunta es porqué no probar si existe el conocimiento y recursos suficientes para poder saber si la energía eléctrica que nos sirve no solo para alumbrar, movernos o cargar nuestros dispositivos tecnológicos, puede ser usada también para hacer llover de nubes que tienen agua y se las etiqueta cómo estreñidas porque no la pueden dejar caer.
En Paraguay salimos de un breve y extraño frío en tiempos en los que antes no estábamos con 16 grados sino ya 30 grados, haciendo la temporada de primavera/verano presente en la vida de la población que en meses cómo diciembre y enero se pasa viendo al cielo y rogando que algo de agua caiga.
Los hallazgos del experimento científico podrían tener un buen uso en las regiones secas del mundo, como el Medio Oriente y el norte de África, como un medio para alentar a las nubes a liberar su lluvia. Condiciones climáticas ya similares en algunas regiones latinoamericanas que son destruidas por la sequía.
Una que puede regular su intensidad y presencia en nuestros pueblos si experimentos ingleses cómo estas ya tienen éxito y pueden ser imitados en varias partes del mundo que se ven afectados por el cambio climático y calentamiento global. Una excelente idea indudablemente la de los británicos que debiera ser emulado.