Luis A. Fretes Carreras
Abogado & Cientista Político
La Tierra Incógnita.
Muchas veces hemos escuchado que autoridades e incluso Presidentes de la Republica
afirman que Paraguay es el secreto mejor guardado del mundo o lo presentan con esa
imagen trágica de una isla rodeada de tierra. La idea que somos un país aislado no es nueva.
En el siglo XIX los comerciantes escoceses John y William Parish Robertson describieron a
Paraguay como “Tierra incógnita” y que esta condición permitía que se difundan
regularmente noticias falsas o eventos míticos, que contribuían a la imagen enigmática y
“exótica” del país. En las primeras décadas de independencia, nuestro Estado carecía de
representaciones diplomáticas y ese déficit perjudico en mucho al desarrollo económico y la
defensa de nuestra integridad. Las dos guerras internacionales que soportamos son el mejor
ejemplo de nuestro aislamiento
En las últimas décadas, se ha difundido la imagen de Paraguay como un paraíso fiscal y de
libre comercio, con sistemas aduaneros y financieros muy permeables debido al impecable
registro de récords mundiales en corrupción. Mas recientemente se incorpora a sus
estadísticas el aumento de la violencia y su integración a las redes del crimen organizado y
tráfico de drogas.
Así como en el siglo XIX, la falta de una adecuada política exterior contribuye a proyectar
una falsa imagen internacional. En el presente Paraguay continúa siendo una tierra incógnita
y en buena parte es producto de una política exterior sin estrategia, visión ni ambición.
La estrategia de abrir antes que cerrar.
El gobierno anuncia cerrar 5 embajadas, su argumento es la reciprocidad con esos Estados
que no tienen una representación en nuestro país y que permitirá ahorrar 8 millones de U$A.
El argumento que se cierran esas embajadas porque dichos Estados no tienen
representación en nuestro país no es congruente con los hechos porque con ese criterio no
se debieron nombrar Embajadores en Israel, Sudáfrica, Suecia ni Austria que tampoco tienen
representación en Paraguay o dejar dos años sin embajador a nuestra sede en Argentina.
Esta decisión corta un largo y minucioso trabajo que se realizó para fortalecer nuestra
presencia en estas naciones y cuyo alcance no se limitan a un solo Estado. Tal es el caso
de Portugal que también es sede de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP),
un foro multilateral integrada por 9 Estados fundadores y 33 Estados observadores de 4
continentes o Egipto que tiene 103 millones de habitantes y es la 3ra. potencia económica
de África.
La estrategia de desmantelar embajadas es cara y equivocada pues al abandonar los hubs
de comercio y finanzas internacionales como Suiza, Portugal o Egipto se pierde el terreno
ganado y todo lo invertido en tiempo y vínculos establecidos. En caso de cerrar la sede en
El Cairo sería un verdadero despropósito a nuestras aspiraciones en África, ya que nos
quedaríamos con solo 2 Embajadas en ese extenso continente y en el caso de cerrar la
representación en Australia nos alejaría de nuestra única presencia en el gran comercio Asia
Pacífico Oceanía. Cabe destacar que África es un espacio geopolítico de gran importancia
política, intenso desarrollo y crecimiento económico donde las principales potencias como
Brasil, China, Rusia, España y Francia entre otros están ampliando sus redes políticas y de
comercio.
África como Asia Pacifico constituyen los espacios geográficos de mayor dinamismo
económico del mundo y son verdaderas oportunidades para ampliar mercados y no
depender de unos pocos como nos sucede con Brasil y Argentina. Si en 2023 exportamos a
6 países menos que en 2022 preguntamos: ¿Por qué cerrar oportunidades?
Nuestra política exterior necesita salir de la dependencia regional, de las alianzas conflictivas
y ampliarse a los espacios más dinámicos de la globalización e internacionalizar nuestra
economía ampliando vínculos conforme a nuestros intereses en África, Asia y donde haya
crecimiento económico y oportunidades de negocios.
Nuestra propuesta es abrir nuestras relaciones internacionales y convertirla en una política
de estado no partidista, racionalizar la administración interna, e invertir recursos financieros
y tecnológicos en un cuerpo diplomático ágil para potenciar nuestra capacidad de
negociación exterior y ganar mercados en las regiones más convenientes a nuestros
intereses.