Entre las cuestiones más importantes que habría que recuperar es el servicio de transporte público que ha vuelto en estos días a ser noticia porque los encargados de administrarla -desde el punto de vista público- no tienen una idea de cómo volverla un servicio que esté relacionado a las demandas de la gente.
Han vuelto de nuevo las reguladas buscando presionar para que se incremente el precio del pasaje, aunque los empresarios han dicho que no lo harían. Sin embargo, están buscando de nuevo irritar a la gente.
Lo que no se hace es transferir la irritación y el enojo de la gente a la toma de decisiones políticas. En el Paraguay no se relaciona la corrupción pública y privada con el efecto personal que tiene en cada uno de los paraguayos; pareciera ser que cada cuestión va por carriles separados cuando no es así; la corrupción pública nos cuesta mucho a cada uno de los paraguayos en términos de vivir en mejores condiciones en democracia, en tener servicios públicos que funcionen para la gente, que tengamos un Estado realmente servidor de sus mandantes que contribuyendo sostienen su presencia.
Debemos recuperar, en ese sentido, la percepción de lo que significa lo público. No como aquello que no es de nada, sino como aquello que es de todos.