“El Estado promoverá el desarrollo económico mediante la utilización racional de los recursos disponibles, con el objeto de impulsar un crecimiento ordenado y sostenido de la economía, de crear nuevas fuentes de trabajo y de riqueza, de acrecentar el patrimonio nacional y de asegurar el bienestar de la población”.
Está claro lo que los constituyentes plasmaron en el artículo 176 de la Constitución bajo el subtítulo “de la política económica y de la promoción del desarrollo”. Dejaron el mandato, a quienes aspiren a gobernar el país, de usar racionalmente los recursos disponibles, impulsar un crecimiento ordenado y sostenido de la economía creando nuevas fuentes de trabajo y de riqueza…
La reiteración vale la pena a la luz de una realidad que vivimos todos los días: quienes gobiernan, o bien no conocen este artículo de la Constitución o, peor aún, conociéndolo hacen mofa diaria de su vigencia.
El Presidente y su hermano el Ministro de Hacienda están lanzando frecuentes mensajes pidiendo austeridad administrativa, reducción de gastos que permitan un re direccionamiento de rubros presupuestarios. Están llegando al fondo de la olla y la plata es cada vez más escasa. Cualquier administrador de almacén de barrio o de la economía familiar sabe de sobra que frente a esa realidad no hay muchas opciones: se aumentan los ingresos o se reducen los gastos. La tercera vía es el endeudamiento con el consiguiente compromiso del patrimonio que, como se sabe, no es estirable hasta el infinito.
CADEP define el PGN como “un documento fundamental de la política fiscal, pues a través del mismo el Gobierno decide cuánto va a gastar, en qué y cómo, conforme a lo que considere como prioridades…”
¿Y cuáles son esas prioridades? preguntamos. Por el momento, apenas pagar funcionarios y, en algunos casos, espléndidamente. Para emprender obras esenciales, desde rutas hasta hospitales, el Gobierno apela al endeudamiento. Por lo tanto, las prioridades no son ni la infraestructura vial, una mejor educación o un sistema de salud pública eficiente, sino gastar todo en salarios.
¿Instrumento de desarrollo? El PGN paraguayo es una caricatura que no divierte a nadie. Apenas sirve para mantener enclaves de operadores políticos y dinastías de sindicatos y de proveedores enchufados al poder.
Nada más.
