Los EE.UU ya tiene a su nuevo pdte, se trata otra vez de Donald Trump, el republicano que venció a la demócrata Kamala Harris en una de las elecciones más importantes que tiene el mundo por lo que es y representa este país en un planeta donde el migrar de un lado a otro es algo común desde hace rato y EEUU una referencia global del fenómeno que ahora se pone en entredicho.
Ese país norteamericano tiene no solo a estadounidenses nativos, sino en dicho lugar existe un importante número de extranjeros de Asia, África y Sudamérica, esto lo convierte en un crisol de culturas, acentos, lenguas y características específicas de cada persona y su origen particular.
Ahora Tom Homan o el nuevo “zar fronterizo” de Trump prometió “realizar la mayor deportación” que Estados Unidos haya visto jamás. La deportación consiste en desterrar a alguien a un lugar, por lo regular extranjero, y confinar allí por razones políticas o como castigo.
Esta operación puede traer consigo duras críticas de diferentes puntos en un mundo que no busca separar sino integrar a su población que migra incluso porque no se siente o no está integrada en actividades o compromisos que también lo incluye o demanda su esfuerzo mental o físico para lograr alcanzar el objetivo y éxito de cualquier gobierno. Si pretende “hacer los EE.UU grande otra vez”, Trump deberá tomar con cuidado aspectos cómo la migración en su país, que está cómodo por tener a extranjeros que limpian, ordenan y hacen lo que no haría el estadounidense común, que tiene un país exitoso por la resiliencia y capacidad de la mano de obra extranjera más que por la local.
Por dicho motivo el estadounidense debe mostrarse abierto, generoso y solidario con el migrante que desde hace rato migra a este sitio que no era ofensivo, racista, homofóbico o mostrándose en contra de cualquier grupo humano. Aquel que por cualquier razón que lo incomodó o molestó ha emigrado en búsqueda de calma, seguridad y estabilidad para sí mismo y su familia y que deben adaptarse a los códigos y normas de la casa extranjera para lograr alcanzar los objetivos del habitante local cómo el extranjero.
Dificil proceso de adaptación
El inmigrante debe manejar bien el idioma y los códigos de socialización donde le toque vivir para evitar complicaciones relacionándose con nativos que inspiran con su forma de ser lo que siente su gobierno dentro cómo fuera de de cualquier país; EEUU, Paraguay o cualquier país europeo. Donde el extranjero también se encuentra frente a una incomoda discriminación porque han logrado reemplazar a muchos de sus empleos o por cualquier razón que han sido calificados de fastidiosos por el nativo del país al que hayan migrado.
El migrar no es cualquier ejercicio, sino uno que demanda buena planificación, tener recursos, contactos seguros que respondan bien a necesidades urgentes que se nos presenten lejos de casa, donde casi todo resulta más fácil solucionar con la familia, amigos o conocidos de confianza que nos asisten sin mucho esfuerzo. Pero vivir como un expatriado es complejo y ahora amenazante si te encuentras de forma ilegal en los EEUU.