La decisión tomada en consenso entre los obispos de Paraguay, apoyada por las autoridades sanitarias, de llevar a cabo la solemnidad de la Virgen María de Caacupé sin concurrencia de fieles hasta la Basílica y alentar a los fieles católicos a vivir este evento desde sus comunidades, está generando mucha expectativa por las cuantiosas pérdidas económicas que representa para las personas que habían puesto sus esperanzas en la fiesta mariana.
La llegada de los fieles a Caacupé genera unos US$ 10 millones. El intendente de la ciudad, Diego Riveros, manifestó a la prensa que están trabajando en un subsidio para los comerciantes afectados. El pago constaría de G. 550.000 para 1.300 vendedores afectados y estaría enfocado en los que venden velas y rosarios.
El pago se llevaría a cabo entre finales de noviembre y primeros días de diciembre. Se hará un filtro y quienes recibieron Pytyvõ o el beneficio de la Tercera Edad no podrán ser beneficiados con esta nueva ayuda económica.
Sin embargo, esta medida no contempla a los artesanos, quienes también se ven severamente afectados con las nuevas medidas. Miriam Ramírez, encargada de la filial del Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), confesó que supo del subsidio por las noticias, pero aún no se está teniendo una veracidad.
Además, destacó que para los artesanos es muy incierta la situación, pero igual estarán apostados en la plaza Teniente Fariña. Otros artesanos tienen sus locales permanentes y van a mantenerse abiertos.
“Es lógico pensar que va a haber una perdida cuantiosa, acá viven de lo que deja la llegada de los peregrinantes. Con la pandemia los artesanos no estaban haciendo nada, estaban esperanzados con esta celebración y la llegada de las personas aunque fueran de a poco, pero ahora otra vez las esperanzas se vuelcan”, explicó.
Resaltó que saben que no se van a cumplir las restricciones, ya que los peregrinantes van llegando de apoco y los vendedores ambulantes ni siquiera se ponen tapabocas.
EL CONTROL
Atajar la llegada de los fieles será un desafío muy grande para la Patrulla Caminera, al ser una festividad que mueve una profunda fe. El inspector Ramón Cabrera destacó que la Patrulla Caminera se está preparando como un operativo normal, al 100%, con el objetivo de velar por la seguridad del tránsito terrestre.
“Formamos parte de la Comisión para la toma de decisiones y la preocupación es a nivel país, porque imagínese tratar de contener a todo un país devoto como el nuestro, es imposible, analizamos, calculamos, se hizo un estudio de factibilidad de dar en 3 turnos, o sea, 1.000 personas en la mañana, 800 en la siesta, 1.000 más en la tarde, pero pusimos como parámetro que íbamos a ir evaluando la factibilidad del proceso y ya se nota la inconciencia de la gente que está llegando”.
En su recorrido, el inspector pudo constatar a mujeres embarazadas, con bebés, personas adultas, que son población de riesgo. “Caacupé está lleno de gente de 70, 80 años en la explanada, no quieren respetar las disposiciones y una concurrencia de personas sería catastrófico”, precisó el inspector.
Afirmó que si un oficial se enferma, tenga asignado un grupo de personal operativo y sea asintomático, empezará a contagiar a las personas y hay un riesgo de llevarlo a todo el país.
“Vamos a hacer los controles como cada fin de semana que la gente sale al interior e iniciamos el domingo los controles en el kilómetro 48 y kilómetro 55 para la toma de temperatura, porque a pesar de las restricciones siguen llegando personas de grupo de riesgo, habiendo un pedido del Obispado de que no lo hagan, y queremos que tomen conciencia”, concluyó el inspector Cabrera.
