Las obras públicas mal hechas son una característica habitual del país. Ahora que aparecen problemas de nuevo en la Costanera Norte, donde una parte de las veredas han sido consumidas por las últimas lluvias, se está viendo que no se está trabajando de manera eficiente el refulado de esas zonas que anteriormente quedaban bajas y eran proclives a las inundaciones.
Necesitamos tener certeza sobre eso porque la Costanera Sur es todavía mucho más cara, según aseguran los mismos constructores de la Costanera Norte.
Cada vez nos cuestan más dinero las obras públicas, y cada vez resultan menos eficientes. Si no tenemos la capacidad a nivel local, pues traigamos empresas de afuera -o gente de afuera- que pueda enseñar a los nuestros a cómo realizar un trabajo que en reparaciones no se lleve el mismo valor que han tenido cuando empezaron a ser construidas.
Ningún gobierno ha construido tantas rutas como el actual, y también por eso mismo -y por lo que es hoy sumido, en términos de recursos más US$2.000 millones- deberíamos tener la certeza de que han sido fiscalizados y controladas de forma eficiente, para no tener que lamentarnos en un muy corto plazo veredas que se consumen, pavimentos que se hunden o puentes que se derrumbe. Todo eso nos cuesta mucho más caro por no hacer las cosas de forma eficiente y honesta.