Crédito Foto: Embajada de EE.UU.
El programa de vacunación depende notablemente de las donaciones. Incluso los colombianos hacen entrega simbólica de 6.000 vacunas, como también lo hicieron los uruguayos y los chilenos en proporciones bastante pequeñas y no como la donación norteamericana de dos millones de biológicos.
Nuestra política parece estar orientada a ver qué es lo que nos dan, e incluso hacemos un gran aspaviento, un gran acto diplomático, político, sanitario, en el aeropuerto cada vez que se reciben de a puchito las vacunas.
El Paraguay necesita completar cinco millones de seres humanos completamente vacunados, eso significa que necesitamos diez millones de dosis.
Nos han regalado tres y las que compramos siguen esperando en su volumen principal. Evidentemente no hemos hecho bien la tarea y tampoco existe mucha capacidad diplomática de tener la posibilidad de ir a buscar de forma agresiva las donaciones en un mundo que está peleando duramente aún contra el Covid-19, pero en algunos lugares han emergido de manera todavía mucho más auspiciosa.
Requerimos capacidad, diligencia, gestión en la tarea de buscar y resolver una salida al problema del Covid-19, y las vacunas han probado ser el camino más certero para esto.
Si no lo hacemos, si seguimos extendiendo la mano como mendigo, vamos a estar lamentando pérdidas de vidas humanas, oportunidades y posibilidades.