Los políticos nuestros no terminan nunca de aprender, ni de cercanos colaboradores que fracasaron, y menos aún de lo que manda la Constitución, y por la cual ya han habido incluso muertos en las calles en varias oportunidades.
Nuestra Carta Magna del año 1992 -que está pronta a cumplir 30 años- es un documento bastante desconocido para los actores políticos.
El que el Presidente Abdo Benítez diga que en mayo va a decidir si ser o no candidato a Presidente de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, es una muestra de esa ignorancia. Un Presidente no puede dedicarse a otra actividad que no sea la presidencia.
El argumento aquel de que puede candidatarse, pero no ejercer, es el mismo que genera una irritación -primero la sociedad- y posteriormente también una demostración de desprecio hacia lo que manda la Constitución ante la cual se juramentó para ser Presidente.
Duarte Frutos violó la Constitución y eso le costó llevar al Partido Colorado a la llanura, pasó cuando intentó ser Presidente de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, gana las elecciones y renunció en el momento en que es proclamado Presidente en la figura de Alderete.
Todo aquello es conocido por nuestra clase política, pero se empeñan algunos, diciendo que no importa lo que diga la Constitución, “lo más importante es que nosotros nos salvemos y tengamos posibilidades de continuar en el poder”.
Todo eso hace parte de las cosas que en democracia todavía nos falta aprender y fundamentalmente, aprehender, tomarlo como nuestro, como propio, como de cada uno de nosotros.