La palabra corrupción ya se está volviendo algo molesta de escribir o leer cómo en tiempo de pandemia eran las siglas COVID. Más ha llegado hasta a ser utilizada en homilías de misas de la iglesia católica paraguaya . Religión que tiene muchos seguidores en el pais más del del 90% cómo en otros países del mundo que tienen complicaciones que son abordadas también por la iglesia para que la feligresía también atienda y sepa de estos problemas para que se organice y haga algo en relación a lo compartido por el sacerdote encargado de la homilía.
Los poderes fácticos “se burlan de la Justicia” afirmó el obispo de Caacupé Ricardo Valenzuela el pasado domingo. Los poderes fácticos son sectores de la sociedad al margen de las instituciones políticas (por ejemplo, la banca, la Iglesia, por ejemplo los medios de comunicación) que ejercen sobre ella una gran influencia, basada en su capacidad de presión.
El poder fáctico no coincide necesariamente con el aparato formal del Estado pero puede influir en las estructuras legales y regulatorias, por intermedio de su autoridad informal o su capacidad de presión que en cualquier estado; la nación jurídicamente organizada, deben trabajar bien para que con su capacidad sirvan para el bien común y no para “burlarse de la justicia” cómo apuntó el Obispo Valenzuela. En su homilía tambien habló sobre el escándalo que sacude al país con la difusión de unos chats del extinto político Eulalio Lalo Gomes, que confirman cómo altos funcionarios estatales operan para manipular la Justicia para beneficiar a sus principales allegados.
En tapa en la mayoría de los periódicos paraguayos que entre otros titulares encontramos también que; “la iglesia fustiga la podredumbre político judicial y clama castigos, “iglesia alarmada por corrupción imperante”. Ya venimos de la experiencia de los “significativamente corruptos”, “nepo babies” y otras personas que se han vuelto famosas o “viralizadas” por haberse hecho de dinero “trabajando” en la función pública. Un lugar donde deben estar funcionarios que hagan funcionar bien el servicio público para que nosotros, los que contribuimos con lo que impone el estado en forma de impuestos para que trabaje bien, cómodo y en orden sin necesidad de abusar de nada o nadie en su función o tiempo de trabajo que la ley establece para cada cargo.
Un Estado de corrupción
La corrupción o descomposición es en las organizaciones, especialmente destacadas en las públicas, práctica consistente en la utilización indebida o ilícita de las funciones de aquellas en provecho de sus gestores. O hacer algo que vaya contra las normas de la institución o lo percibido cómo algo ilegal por el entorno social de la organización. Los actos corruptos no se limitan al hurto sino la mentira, comportarse groseramente con cualquier cosa o persona o ir contra las reglas que existen desde deportes hasta empresas financieras.
“Hay organizaciones que fueron creadas para hacer el bien a la sociedad y qué gusto, hacen el bien, queremos ayudar, pero así también existen otras organizaciones que se dedican a hacer el mal. Se crearon para eso, para hacer el mal y se dedican a ello. Así tenemos, por desgracia, organizaciones criminales. Tenemos lo que llamamos también las asociaciones ilícitas para delinquir”, comenzó diciendo en su homilía.
El momento importante en cada misa hacer estas reflexiones porqué allí tenemos el mensaje del encargado de desarrollar la misa en relación al texto, idea o reflexión extraído de la biblia. El “libro sagrado” donde existen en cada página relatos y reflexiones de apóstoles y personajes importantes de nuestro ayer.
Un pecado capital
La Biblia condena la corrupción como un pecado grave que atenta contra el bien común y el prójimo.. En la Biblia se pueden encontrar muchos ejemplos de corrupción y referencias a las consecuencias de esta práctica.
Que exista menos o más corrupción no depende de las instituciones, normas o penas a quienes hayan cometido un hecho ilícito sino de la preparación, actitud y comportamiento de la población de cada país que podemos seguir informándonos de la corrupción y sus corruptos u organizarnos, ir contra ese espíritu deteriorado de las cosas, denunciarlo a las instituciones encargadas de sancionar a quién se haya portado mal ante las leyes que buscan el bien común o lo deberían hacer y que al quebrarlas con frecuencia solo dejamos mal parada y debilitamos a la justicia. Esa palabra proviene del latín iustitia, que a su vez viene de ius que significa derecho. Ciencia que en Paraguay tiene a muchos estudiantes y egresados que aún así hacen caso omiso a lo que comunique la iglesia en este periodo del año en que recién empezamos nuestras tareas o algunos siguen o empiezan sus vacaciones.
Nunca es tan tarde o temprano para reflexionar sobre la corrupción, que nos debe siempre preocupar no solo para nuestro bienestar común sino sobre todo a la institución donde existan corruptos o la misma corrupción que no solo afecta a quienes hayan sido identificados cómo deteriorados sino al mismo lugar donde trabajen y existan personas que no hayan hecho nada malo o tengan intenciones de ser corruptos. Hay que cambiar profundamente estas cosas en el pais.

Licenciado en ciencias politicas, editor y comunicador