Por Santiago Iñaki Fernández Bogado
Traducido al español significa “oficina desde casa”, una nueva modalidad de trabajo sin ir al habitual espacio de ocupación, que se hizo común durante la cuarentena para evitar el contacto con otras personas. Este nuevo modo de trabajar vino para quedarse y ya afecta el 33% de la fuerza laboral a nivel mundial y tiende a crecer.
Hablando con unos gerentes me di cuenta que este sistema de trabajo les cae bien por los ahorros que se dan en el mantenimiento de sus instalaciones y gastos que significa tener ese espacio para su producción. Para los empleados también representan ventajas. Se ahorran tiempo de desplazamiento hacia el lugar de trabajo aunque se saca la interactuación social que supone el trabajar juntos. Todavía no hay investigaciones concluyentes sobre este modelo que vino para quedarse y cuyo impacto es bastante amplio. Muchas madres encontraban el ”trabajo afuera” cómo una forma de huir de los compromisos que supone el cuidado de los niños dejados a la atención en el mejor de los casos a las abuelas. Ahora no hay el pretexto de salir a trabajar porque se hace dentro de las casas. Hay que lidiar con niños y el estrés será mayor.
Muchas de las casas no están listas sin embargo para este nuevo modo. Hay que acondicionar sitios de producción que sean amistosos. Hoy con la comodidad de contar con una notebook, smartphone o cualquier nave digital y una conexión a internet no hay límites para producir. El único obstáculo está en la cabeza o estímulo de cada uno. Para quienes les tocó vivir esta experiencia cómo una nueva prueba laboral y no han podido encajar a su ritmo de vida este concepto de trabajo deben comenzar a adecuarse a la nueva realidad porque esto vino para quedarse y lo dice alguien que produce desde su casa desde hace un buen tiempo.