El hambre, la sed, frío y calor no necesitan ser explicados, definidos, mostrados ni enseñados porque son una necesidad humana mundial cómo la sed, el cansancio, poseer una vivienda, educación y vestimenta. Necesidades que deben ser atendidas y previstas por los responsables de una familia, grupo humano y hasta de la población de un país que teniendo cubierta esta necesidad evitaría la mendicidad, robos y otros crímenes por personas que buscan la satisfacción de sus estómagos. Una imagen de un indífgena con hambre en el Brasil ha sacudido al mundo recientemente.
Ahora desafortunadamente tenemos este apuro por lo que ocurre entre Ucrania y Rusia en un lugar donde no solo pasan frío sino también hambre que impacta sobre 828 millones de personas se vieron afectadas por la falta de suministro de trigo producido en uno de los países más generosos en ese vital elemento: Ucrania. Ellos proveen de granos al mundo que ahora no llegan a los consumidores por la guerra. y más con la pandemia que han puesto de manifiesto la fragilidad global en su conjunto. Los rusos como parte de su guerra no permiten la salida de barcos con trigo hacia mercados mundiales.
Una cadena muy frágil
Todo esto no solo afecta a latitudes geográficas donde se den accidentes naturales o choques bélicos sino también donde la pobreza y marginalidad son constantes. El hambre, la desnutrición y el aumento de los precios a nivel mundial son consecuencia de un sistema económico insostenible que, a su vez, provoca que las personas dedicadas a la agricultura y ganadería sean sumamente vulnerables a la especulación alimentaria. La pandemia de la covid-19 y el conflicto en Ucrania han puesto de manifiesto esta fragilidad.
Es imposible obviar que las cadenas globales de suministro de alimentos, controladas por un grupo reducido de grandes empresas, que son tremendamente dependientes de los combustibles fósiles y los insumos químicos (fertilizantes, pesticidas, etc.). Esto implica un duro golpe para la economía doméstica de las personas consumidoras, especialmente para los colectivos más vulnerables, ya que a la inflación alimentaria se suma la energética.
Hay que buscar cambiar las cosas
Este es un problema que también se encuentra en la agenda política que este año renueva su plantel humano gobernante en algunos países como el nuestro si el ciudadano de forma voluntaria, honesta y comprometido con su país, participa de las elecciones para construir desde su pasado un presente cómodo y futuro seguro y estable para todos los que habitamos nuestro país.
También existe hambre en Latinoamérica donde un alto número de migrantes necesitan herramientas que les dé seguridad, satisfacción, alegría y un bienestar en sus vidas y hagan que no abandonen sus hogares, barrios, ciudades y países en búsqueda de lo que no encuentran aquí para vivir bien. Por hambre salen de Cuba y Venezuela por millones.
El hambre, la pobreza y todo lo que no construye sino destruye el cuerpo y hasta países completos tiene que tener en el 2023 una mirada más humana y comprometida, Vivir solo para contar miserias no es una tarea agradable para nadie. Ni aquí ni en Ucrania. y trabajamos con los ciclos de la naturaleza.
El hambre apremia y se requieren mecanismos que impidan que este drama humano se lleve a millones cada año. Nuestro problema es estructural y en ese sentido hay que trabajar para disminuir su impacto.