Por Cristian Nielsen
Hubo un tiempo en que los generadores de la usina eléctrica de Bahía Negra eran movidos, en un 80%, con gas natural comprimido de producción nacional. Era el resultado de años de trabajo de un pionero llamado Primo Cano Martínez, quien logró demostrar que en Chaco existen reservas suficientes del hidrocarburo para iniciar una industria nacional de potencial prácticamente ilimitado.
Alrededor de la historia de Cano Martínez se movieron muchos intereses, casi todos dirigidos a bloquear aquella iniciativa alegando todo tipo de argumentos, desde los basados en cuestiones supuestamente técnicas hasta verdaderos intentos de sumir en el ridículo al responsable de una naciente industria.
Finalmente, los sucesores de Cano Martínez , sus hijos María Eugenia y Primo, lograron encaminar una actividad que tenía un gran futuro: mover industrias, transporte y abastecer hogares con gas salido de las entrañas de un territorio por el que se había peleado tan duramente.
DUROS INICIOS
Primo Cano Martínez, natural de Concepción, se vincula en 1957 a la empresa petrolera Pure Oil Company que buscaba petróleo en el Chaco. Dos años después fue testigo del hallazgo de gas natural en el pozo Mendoza 1 R, en Gabino Mendoza a metros de la frontera con Bolivia. El pozo fue cerrado al no hallarse petróleo. Pero Cano Martínez había registrado en su memoria ese hecho y su idea, partir de entonces, fue dedicar todos sus esfuerzos a ubicar y extraer gas en esas latitudes.
En ese tren, consigue la ley de concesión 1.028 de 1.983, fabrica el equipo apropiado y, para moverse en aquel territorio semidesértico, abre más de 300 km de picadas.
En setiembre de 1.993 inaugura el primer pozo que bautiza “Independencia 1”, ubicado en el mismo sitio en donde había perforado la firma Pure Oil Company, con una profundidad de 606 metros. Los técnicos midieron la capacidad de este pozo y hallaron que podía producir hasta 28.000 metros cúbicos por día. Para tener una idea, es gas suficiente para llenar 2.153 garrafas de 10 kilos de uso domiciliario.
Aparte del abastecimiento de gas natural comprimido a la usina de la ANDE en Bahía Negra, la firma PMC estaba proyectando expandirse al Chaco central, suministrando gas para vehículos, domicilios e industrias.
CEDIENDO SOBERANIA
El parque nacional Médanos del Chaco fue declarado área silvestre protegida mediante la ley 5.723 de 2016. Toda la concesión obtenida por PMC en 1983 quedó dentro de su jurisdicción que incluía la expresa prohibición de buscar y extraer hidrocarburos.
No tengo ningún reparo en afirmar que esa ley es una vergonzosa claudicación de la soberanía nacional ante imposiciones del ambientalismo extremo internacional y una sobre interpretación del concepto de área protegida.
La legislación se allana a lo impuesto en el convenio del cambio climático (Río de Janeiro – 1993), a la convención para la protección de la flora, fauna y bellezas escénicas naturales de los países de América (Washington-1940) y a la convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural (París – 1972).
Paraguay es uno de los pocos países del mundo que es acreedor y no deudor en este espeso clima de intereses llamado “cambio climático” ante el cual ceden siempre los representantes nacionales en cuanta cumbre, conferencia o foro concurren “a rendir cuentas” como alumnos obedientes.
PUEDEN CONVIVIR
Está demostrado, a escala mundial, que es posible extraer gas natural, e incluso almacenarlo, sin comprometer por ello el equilibrio ambiental. Pondré unos pocos ejemplos.
El almacenamiento subterráneo de gas de Géométhane, en operación en 1993, está situado en el Parque Natural Regional del Luberon, en Manosque, en el sureste de Francia.
La operadora de gas Saltholme & Wilton Teessid está instalada en el North York Moors National Park, noreste de Inglaterra, un sitio dedicado casi exclusivamente al senderismo.
Finalmente, en España, la empresa de gas y electricidad Endesa ha sido autorizada a instalar un gasoducto y almacenamiento en proximidad de Doñana, un espacio natural protegido situado en Andalucía.
NEGRO DESTINO
La historia del petróleo y el gas en el Paraguay siempre estuvo rodeada de teorías conspirativas. Desde el génesis mismo de la guerra del Chaco hasta las más sórdidas peleas de copamiento de mercados, todo termina en leyendas nebulosas.
Por la región Occidental han pasado decenas de compañías dedicadas a la prospección y exploración de potenciales cuencas de hidrocarburos, sin avanzar más allá de los anuncios rimbombantes, montañas de estudios geológicos y hasta un presidente de la República que anunció gozoso que el Paraguay terminaría “bañándose en petróleo”.
Pero cuando una empresa, pequeña y casi artesanal, llega a la etapa de la producción comercial, le caen encima con un parque nacional que la elimina de un plumazo del mercado. La ley del parque de Médanos ni siquiera se toma la molestia de derogar la ley de concesión bajo cuyo imperio la empresa nacional venía trabajando. Además, con sólo inspeccionar sus instalaciones de Gabino Mendoza verían que el impacto ambiental es mínimo y las posibilidades de una industria nacional, de alcances muy grandes.
Pero para constatarlo habría que viajar al Chaco. Y eso es pedir demasiado a los burócratas de Asunción, más dados a los convites internacionales de “expertos ambientalistas” que de poner un mínimo de esfuerzo a favor de la economía real.