Es la fuente de los deseos más famosa del mundo y posee una belleza extraordinaria. Sin embargo, la real y única fuente de los deseos es nuestra propia mente. Si, nuestra propia mente subconsciente es la que anida todas nuestras creencias (positivas o negativas), por lo tanto, es de ahí de donde salen todos los cumplimientos o “incumplimientos” de las cosas que queremos.
Oíste alguna vez la frase: Cuando una persona quiere algo, todo el universo conspira a su favor?
Bueno, en realidad eso es cierto en parte. ¿Por qué en parte? Porque el “universo” sólo obedece a nuestras propias creencias y hay veces en que éstas son contrarias a lo que manifestamos querer.
¿Cómo se entiende eso? Nuestro subconsciente es como un disco duro de una máquina, el cual, si bien viene “en blanco”, es programado durante toda nuestra vida (principalmente en la infancia) con todo lo que escuchamos, vemos, sentimos. Usualmente, lo que escuchábamos en nuestras casas y escuelas, fueron cosas no tan positivas. Bueno, esas frases que escuchábamos junto con lo que vivíamos día a día, fueron programando sin querer nuestro “disco duro”. Hoy, tenés 30 o 40 años y no ves que se manifiesten ciertos deseos lícitos que tenés y no entendés porqué pasa eso. Es por las programaciones grabadas en tu subconsciente, por las creencias arraigadas allí. Éstas, aunque estén bien escondidas, son súper poderosas y pueden impedir que tus deseos se manifiesten.
¿Cómo hacer para sacarlas y cambiarlas por creencias positivas? Limpiando el subconsciente, “formateando el disco duro”. ¿Cómo? Escuchando, leyendo, hablando sólo lo positivo. Dejando de juzgar y enojarse contra la vida, contra uno mismo, contra tus padres, etc. La mejor forma de limpiar es esa. Llenándose de pensamientos positivos, decidiendo ponerse en un estado feliz, contento y agradecido. Accionando de manera diferente, adquiriendo hábitos sanos para nuestra economía, nuestra salud y nuestras relaciones. Atreviéndonos a hacer aquello que nos da miedo.