Los partidos políticos necesitan encontrar una fórmula de financiación que sea saludable para todos. La única manera es que sus propios prosélitos sean los que financian la actividad de los partidos, que es también la única manera en que podrán exigir a sus autoridades que hagan la tarea de difundir sus ideas, de discutir sus proyectos de cara al futuro.
Ahora, entre un presupuesto que aumenta el recurso económico destinado a los partidos más la cuestión de las dudas en torno al dinero del narcotráfico y otras fuentes ilegales que entran a la política lo que vemos es que los partidos han dejado de ser instituciones que realmente se constituyen en la correa de transmisión de los ideales de la gente para pasar a ser propiedad de quien tiene el dinero para hacerlo funcionar, o por el otro lado, cada vez una fuente que saca más recursos de todos, incluso de aquellos que no creen en los partidos políticos.
Es la hora de hacer un cambio completo en la financiación de las agrupaciones políticas paraguayas, de lo contrario, seguiremos lamentando los dos elementos negativos de la actualidad; el dinero sucio que los maneja y por otro lado ingente cantidad de recursos que sale del presupuesto y que no tiene una relación con los propósitos que debería alentar a todo partido político.