El próximo sábado 27 de agosto monseñor Adalberto Martínez, arzobispo metropolitano de Asunción, será nombrado cardenal de la Iglesia católica en el transcurso de una ceremonia especial llamada “consistorio”. Se trata del octavo consistorio que convoca el Papa Bergoglio -nadie ha tenido esta regularidad, salvo el Papa Juan XXIII-, a un ritmo de uno por año, incluso durante la pandemia. De esta manera, de los 132 cardenales electores del futuro Papa, 78 son por el momento criaturas de Francisco -39 de Benedicto XVI y 15 de Juan Pablo II- sugiriendo una firme voluntad política e intencionalidad reformista del Papa argentino.
“Cardenal” es una palabra que viene del latín y significa “bisagra”, metáfora que busca resaltar la responsabilidad de ser el gozne sobre el que gira la Iglesia, con las funciones principales de ser presidentes, directores y consejeros de los organismos de la Curia y de las grandes diócesis del mundo, así como también de elegir al futuro Papa cuando la Sede de Pedro se encuentra vacante.
Sin duda se trata de un día histórico para la Iglesia paraguaya tradicionalmente católica en su mayoría desde tiempos de la Evangelización. Por primera vez en la historia un paraguayo recibe la distinción de “príncipe de la Iglesia”, un reconocimiento que llega por haber destacado en inteligencia, coherencia de vida, piedad, prudencia en la toma de decisiones y lealtad a la Iglesia. De hecho, el color rojo de la vestimenta cardenalicia simboliza la sangre, y por analogía la disponibilidad a morir por su fe, por parte de quien la porta. Adicionalmente, el anillo que tradicionalmente reciben los cardenales en el consistorio, con el grabado del escudo del Pontífice que los nombró, hace alusión a su matrimonio con la Iglesia.
Felicitamos al futuro “purpurado” guaraní -y a toda la Iglesia del Paraguay- y nos unimos a la palabra y a las intenciones que el arzobispo de Asunción expresará en su primera Misa-Eucaristía como cardenal, que tendrá lugar el próximo domingo a las 8:00 de la mañana, hora de Italia, en la bellísima Iglesia del Gesù de Roma, una de las grandes joyas del barroco, famosa por su espectacular bóveda que atrapa la mirada de todos sus visitantes, situada a muy pocos metros de Piazza Venezia.
