En los últimos cuatro años los Estados Unidos se ha convertido en un reality donde su principal articulador fue un aprendiz de presidente que convirtió sus actos en elementos distractivos permanentes. Trump ha resultado perdedor en el último capítulo electoral y fue en los últimos cuatro años el animador de su propio entretenimiento que se coronó con el aliento a sus seguidores a una manifestación que según muchos- atentó contra la democracia americana. El asalto de sus seguidores al Capitolio ha sido uno de sus últimos actos. El aprendiz fue despedido , aunque su paso por la Casa Blanca dejó muchas lecciones e interrogantes.
La República nace del concepto en latin “cosa pública o res publica” , que no debe ser malinterpretado por los republicanos americanos y del mundo haciendo lo que quieran con esta res (cosa) de todos. Para vivir en armonía debemos asegurar el patrimonio colectivo y por sobre todo el contrato que nos hacemos como ciudadanos de respetar la Constitución y leyes. Trump se va con la interrogante de si como consecuencia de su acto de sediciòn terminará siendo inhabilitado para el ejercicio de cualquier cargo público a futuro. La justicia, la que históricamente decían en EEUU que era más poderosa que su flota naval, tiene un nuevo caso para su estudio y definición. Tendrá que dictar senderos por donde deberá transitar la maltrecha democracia americana.
Para los estudiosos de la ciencias polìticas quedará dilucidar cómo una persona como Trump llega a la presidencia de la república y que es aquello que no funciona
Quedan para los comunicadores dilucidar el impacto de la manipulación, la mentira y las redes sociales a las que Trump ha sido tan adicto al punto de ser suspendido en su uso. Como en el reality: “el aprendiz” ha sido despedido de manera sonora y contundente dejando tras de sí interrogantes que el nuevo presidente deberá dilucidarlas con una admnistraciòn que recupere confianza de los ciudadanos hacia sus instituciones. No es poca cosa su tarea. Good luck Mr Biden.