No siempre hace falta robar para embolsar algunos dólares
La sospecha de algunos diputados de que el nuevo préstamo de US$ 20 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la agricultura acabaría consumido por la corrupción tiene su fundamento. Una gran cantidad de fondos, nominalmente afectados a la agricultura familiar campesina (AFC), terminaron en el montaje de toda una enorme estructura hiperburocrática añadida al MAG. Detrás del viceministerio de AFC apareció todo esto: Sistema de Defensa, Restauración y Promoción de la Agricultura Familiar Campesina, Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF), Consejo Interinstitucional de la Agricultura Familiar Campesina (CIAFC), Marco de Gestión Ambiental y Social (MGAS) y, finalmente, Proyecto Mejoramiento de la Inserción en los Mercados de los Productores Agrarios Organizados y Comunidades Indígenas de la Región Oriental (PIMA).
Para sostener esta maraña, el Estado destinó: 2009, US$ 47 millones (BIRF, 7503–PA); 2013, US$ 100 millones (BIRF-8316-PY); 2020, US$ 100 millones (Banco Mundial). Como si todo eso fuera poco, a mediados del año pasado volvieron a gestionar otro préstamo de US$ 57 millones a ser financiados con la emisión de bonos del Tesoro (Ministerio de Hacienda), también destinados a la AFC en forma de obras viales. Ahora se vuelve a pedir otros US$ 80 millones (BID-PRO 0003), según se anuncia, para apoyar la investigación e innovación agropecuaria. A ese fin, el MAG dispone del IPTA que ya tiene establecidos diversos niveles de ejecución, por ejemplo, servicios de consultoría, ejecución plurianual del prograrna (PEP), planes operativos anuales (POA), informes semestrales de progreso (lSP)…
Y así, largamente.
Se entiende que los diputados hayan concebido algunas sospechas respecto al destino de todo ese dinero. Lleve en cuenta el lector la cantidad de institutos, viceministerios, direcciones, coordinaciones y consultorías alimentados con estos fondos, que en su mayor parte irán al pago de oficinas, equipamiento, salarios, movilidad, viáticos, consultorías y, por supuesto, las bonificaciones y gratificaciones a las que son tan afectos en el Estado. Ahí, a ese pozo burocrático sin fondo, irán a parar los dólares. Y si por añadidura, algún dinero llegare a familias agricultoras en forma de asistencia de algún tipo, eso sí que sería noticia.
Hay muchas formas de robar y malversar. Esta es una de ellas.