“Apunta siempre hacia el sol, que, si no das con él, al menos alcanzarás las estrellas”.
La idea que quiero transmitirte es que pienses en grande. Que no te achiques más a la hora de establecer lo que quieres en esta vida, si es que lo has hecho alguna vez.
Usualmente en nuestro día a día, se nos presentan varios obstáculos, así como personas que nos quieren “pinchar el globo”, o tal vez surgen problemas que no esperábamos que se nos presenten, y si no tenemos claro qué queremos y hacia dónde vamos, éstos podrían verse como barreras muy altas que pasar, como montañas casi imposibles de subir y menos, pasar al otro lado.
En cambio, cuando tenemos más que clara nuestra visión, no nos amedrentan ante los problemas o los obstáculos. Así, vemos a éstos como parte del camino, vemos a las personas como maestros que la Vida nos envía para ayudarnos en nuestro camino hacia “la tierra prometida”.
Para los grandes “hacedores”, la fe significa que en nuestro transitar hacia nuestros sueños, cuando lo hacemos con certeza absoluta, con convicción inamovible y se nos presenta un obstáculo que parece gigante, el poder de ésta, nos muestra cómo hacer para aprovechar a nuestro favor esa aparente desventaja. Nuestros ojos se abren y pueden ver el aparente problema, como una súper oportunidad. Nuestra visión se vuelve mucho más amplia, y podemos elevarnos por encima de los obstáculos o problemas y ver que no son tan grandes como aparentan. Es más, si no hubieran estado allí, no hubiéramos tenido la oportunidad de vernos a nosotros mismos elevados, no hubiéramos sabido de lo que somos capaces. Sólo gracias a las montañas, es que podemos medir hasta dónde podemos llegar.
Por eso es tan importante que nuestra visión sea lo suficientemente grande! Si no pasa la altura de la montaña, al llegar ahí, te darás vuelta y volverás por donde viniste. Todas las personas que han sanado su estima, se sienten libres de soñar. Saben qué quieren y hacia dónde van, saben que su sueño es lo primero y perseveran hasta lograrlos.
