El cerebro es uno de los grandes misterios aún del ser humano. Es difícil escribir o describir algo sobre un órgano humano misterioso y complejo. Sin embargo cada día conocemos algo nuevo sobre ese rincón que se encuentra encerrado entre sus paredes que es el cráneo. En esta habitación humana se encuentra la masa encefálica o cerebro, órgano poderoso de la vida por tener el control de casi todo el cuerpo y tener capacidad de albergar mucha información. El escritor israelí Yuval Noah Harari autor de la famosa obra “Homo Deus” donde presenta una visión del futuro donde la tecnología crece exponencialmente e impacta en las estructuras sociales y revolucionando la vida, ahora nos acerca una nueva versión sobre sus temores en torno al manejo que se quiere hacer desde afuera para romper su capacidad volitiva y de decisiones libres.
NUEVOS PELIGROS
Harari, el mismo que había dicho que la biotecnología, la inteligencia artificial y la nanotecnología permitirán extender la vida humana, más hoy día en este tiempo de pandemia nos damos cuenta de su error. Nadie quiere saber más de ningún número de fallecidos o contagiados pero son la verdadera muestra del error de cálculo de este israelita, la vida acaba algún día, pero de lo que estamos seguros es que aunque todavía la ciencia no ha llegado al punto de extender el tiempo de vida más allá de los límites que conocemos está avanzado hacia la creación de hackers y no específicamente los conocidos hackeadores de computadoras, sistemas de información institucionales sino del cerebro humano. Leo en un reporte hecho en el periódico “El País” de Madrid donde dice que un paso gigante de la ciencia usando cómo asistencia la neurología y bioquímica sirven para entender la forma de romper la voluntad humana de decidir qué comprar y pronto hasta a quien elegir en elecciones políticas. Ahora se está investigando la forma de hackear, influir o controlar nuestra torre de control hacia intereses comerciales y políticos.
LA ANGUSTIA DEL SER
Una pregunta que surge luego de informarnos de esto es; ¿hasta donde dejaríamos a la ciencia romper leyes divinas, humanas y hasta científicas por el simple hecho de dejarnos controlar o manipular? Los nuevos hackeadores constituyen un peligro creciente para torcer nuestra voluntad y acabar con nuestra libertad de decidir. Esta nueva frontera debe llamarnos la atención cuando estamos distrayendo mucho tiempo y energías en las redes sociales que capturan información y datos que sirven a otros para manipularnos para propósitos bastardos. Es el tiempo de desarrollar nuevos escudos cerebrales que se opongan a este nuevo intento de interferir en nuestra voluntad para favorecer al comercio o a la política. Una nueva pandemia tecnológica se está montando.