La lucha por las vacunas es a nivel global y no hay miramientos en esto. Por un lado, muchas de ellas están siendo aplicadas todavía en forma experimental, ya que no se conocen con exactitud la capacidad que las mismas tengan. Todos hablan de que tienen un porcentaje alto en las pruebas rápidas que se hicieron.
Hay que recordar que estas son las primeras que se colocan en el mercado antes de un año de haber aparecido el virus. Generalmente, las vacunas exitosas comienzan a aplicarse cuatro o cinco años después del problema.
En este caso se aceleraron los procesos y lo que vemos es un resultado que, hasta este momento, comienza a generar varias conjeturas. Entre ellas, algunas vacunas chinas, como la de Sinovac, que está ofrecida en el mercado, no han sido sujetas a los chequeos de otros científicos para probar si verdaderamente los estudios se adecúan al rigor que se espera para la aplicación de dichas vacunas. Ahora aparecen los chinos, que también quieren vender directamente, a los líderes de los municipios. El de Ciudad del Este promete comprar 200.000, claro, a las resultas de que el Gobierno Central dé la autorización respectiva.
El objetivo no es necesariamente traer las vacunas, sino generar una situación de irritación y de incapacidad subrayada del Gobierno para lidiar con el tema de las vacunas.
Todo entremezclado, desde los negocios, los codiciosos, los avariciosos, los que no hacen la tarea con el rigor científico que se espera y los que pretenden aprovecharse de la situación actual en donde muchos han comprado vacunas chinas que no aplican a sus ciudadanos y que la están vendiendo a países subdesarrollados.
