Foto: TSJE
Las elecciones municipales, curiosamente en varias partes del país, no generan el entusiasmo que se esperaba. Estamos muy cerca de esa fecha, el 10 de octubre, fijada para los comicios, y el 26% de los asuncenos aún no sabe por quién votará.
Todos están esperando resolver las cosas hacia el final porque los candidatos no son los más atractivos o porque algunos ya han demostrado ser notablemente incompetentes o corruptos, pero una de las características electorales que tenemos antes de estos comicios es el alto índice que presentan muchas de las encuestas que han sido realizadas.
Eso nos lleva a suponer que las elecciones, al menos en Asunción, no serán definidas el mismo día de los comicios; algo que no sucedía hace bastante tiempo en la capital paraguaya.
Ciertamente fueron tiempos de campaña muy inusuales y singulares en tiempos de pandemia. No se dieron grandes concentraciones, ni tampoco aglomeraciones o manifestaciones.
Tampoco abundaron ideas o propuestas renovadas que realmente lleven a la gente a decir “este es el candidato que yo creo, debería tener mi confianza”.
En el campo de los concejales la situación más original es la posibilidad de escoger a alguno que no está en los primeros lugares, y colocarlo entre aquellos que podrían ser sus representantes en la dimensión proporcional del sistema de elecciones municipales dominadas por el desencanto, el desengaño y la indecisión.