Ya desde la mañana empezaron a calentar motores dentro del mismo grupo de medios logrando un enfrentamiento entre los principales candidatos: Nenecho y Nakayama como los favoritos indiscutibles, y Johana Ortega que si bien no tiene ninguna posibilidad electoral si ha logró un posicionamiento mediático y en redes, que en caso de mantenerlo en los próximos dos años podría dar una sorpresa en la Cámara de Diputados (Claramente tendría que reducir ese perfil feminista combativo que genera rechazo en un electorado aún muy conservador).
La denuncia fue el hilo conductor en ambas posiciones. Según el estudio de impacto en redes y escucha digital, el candidato liberal tuvo mayor cantidad de menciones directas (medios digitales, redes sociales, etc) pero en conjunto el alcance en cantidad de vistas fue casi el mismo con respecto al candidato colorado, unas 18 millones de vistas. Para tener una referencia ese mismo día el Presidente de la República “apenas” alcanzó las 5 millones de vistas.
Con respecto a las emociones, Nenecho tuvo más menciones negativas, y en promedio Nakayama logró el doble de menciones positivas que su contrincante.
Nenecho logro desde el inicio de su gestión dar una imagen de acción, salió del despacho y se puso al lado de los de Aseo Urbano y de la Dirección de Obras. No importa que hacía ahí, es la imagen que transmitió lo relevante.
Nakayama tuvo un inicio disperso y finalmente a pocas semanas de las elecciones empezó a generar enfrentamiento. El mensaje que intentó instalar fue el de que su contrincante es lo mismo de siempre. El problema con este relato es la imagen positiva del colorado y si bien las denuncias fueron contundentes, no llegaron a generar el impacto esperado.
La estrategia de la oposición no ilusiona y tampoco genera la indignación suficiente para pensar en un voto castigo. La fórmula es la participación, cuanta mayor sea la participación Eduardo Nakayama llegará al objetivo. El voto joven no politizado puede ser el gran disruptor de estas elecciones siempre que el domingo los encuentres haciendo fila para votar y no yerando en algún rincón.
La falacia de las propuestas: “Se didicirin a criticirsi y ni hablarin de propuistis”. El porcentaje del electorado que analiza las propuestas es mínimo. Acá lo que se debe logra es generar una emoción movilizadora y eso hasta ahora no se vio.